Page 28 - dos nazis y un dictador
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convocar a los médicos en las primeras 24
horas, argumentando la antipatía y desconfianza
del enfermo contra ellos. Según algunos
testimonios, en los lapsos en los que el líder
soviético abría los ojos, miraba con odio y
rencor a todos los que estaban a su alrededor,
particularmente a Beria.
"Yo lo maté, lo maté y los salvé a todos"
El día 4 de marzo, experimentó una señal
de recuperación y una enfermera comenzó a
darle de beber leche con una cuchara. En ese
instante, sufrió un nuevo ataque y entró en
coma. Los médicos siguieron intentando
reanimarlo, hasta que quien fuera su
sucesor, Nikita Grushev, habría dicho: "Basta,
por favor, ¿no ven que está muerto?".
Sin embargo, el máximo sospechoso más allá de
los médicos a los que el propio Stalin acusó de
conspiradores siempre ha sido Beria. Según las
memorias de Grushev, precursor de un proceso
de desestalinización, Beria llegó a confesarlo
ante el Politburó: "Yo lo maté, lo maté y los
salvé a todos". Un día después de la muerte de
Stalin, Beria puso fin a la investigación del
"Complot de Médicos", junto con el
reconocimiento de que las acusaciones habían
sido inventadas.