Page 170 - El Misterio de Salem's Lot
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por hacen ¿Tienes enemigos?
—Ninguno que pudiera llegar a este extremo.
—¿Un ex alumno, tal vez? ¿Algún resentido?
Matt, que sabía exactamente hasta qué punto influía sobre la vida de sus alumnos,
rió discretamente.
—Está bien, creo en tu palabra. —Ben sacudió la cabeza—. Esto no me gusta.
Primero ese perro que aparece ensartado en las rejas del cementerio. Después Ralphie
Glick desaparece, su hermano muere y Mike Ryerson también. Tal vez todo eso esté
vinculado de algún modo. Pero... no puedo creerlo. —Mejor será que llame a Cody
—dijo Matt, mientras se ponía de pie—. Parkins debe de estar en su casa.
—También puedes avisar en el instituto que estás enfermo.
—Es cierto. —Matt rió sin ganas—. Será la primera vez que diga algo así en tres
años.
Fue a la sala y desde allí empezó a hacer las llamadas, esperando, al terminar de
marcar cada número, que el sonido del teléfono despertara á los durmientes. Cody
debía de estar de guardia, porque su mujer le dio otro número. Después de marcarlo,
Matt preguntó por Cody, y cuando éste se puso al aparato dio comienzo a su relato.
—Jimmy estará aquí dentro de una hora —anunció al colgar.
—Está bien —asintió Ben—. Yo voy arriba.
—No toques nada.
—Descuida.
Llegaba al descanso del piso inferior cuando oyó que Matt contestaba por
teléfono las preguntas de Parkins Gillespie. Cuando Ben enfiló el pasillo, las palabras
se convirtieron en un murmullo de fondo.
Esa sensación de terror a medias recordado, a medias imaginado, volvió a
embargarle mientras contemplaba la puerta de la habitación de huéspedes.
Mentalmente, podía verse avanzando para abrirla. A los ojos de un niño, la habitación
parece más grande. El cuerpo está tendido tal como lo dejaron, con el brazo izquierdo
colgando, rozando el suelo, la mejilla izquierda descansando sobre la almohada. De
pronto los ojos se abren, inundados por un triunfo inexpresivo, animal. La puerta se
cierra de un golpe. El brazo izquierdo se levanta, la mano convertida en una garra, y
los labios esbozan una sonrisa lobuna que muestra los grandes incisivos...
Avanzó y abrió la puerta, con dedos tensos. Las bisagras chirriaron apenas.
El cuerpo yacía en la posición en que lo habían dejado, con el brazo izquierdo
caído, la mejilla izquierda apoyada sobre la almohada...
—Parkins ya viene —anunció Matt desde el vestíbulo de abajo, y Ben estuvo a
punto de gritar.
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