Page 350 - El Misterio de Salem's Lot
P. 350
favor, esperen un momento mientras acabo de clavarle la estaca a este vampiro»?
¿Qué dices a eso, Ben?
—¿Y qué demonios quieres que diga? ¿Quién cuernos ha tenido un minuto para
detenerse a pensar las cosas?
Se dieron cuenta de que estaban frente a frente, las narices a escasos centímetros
de distancia, gritándose el uno al otro.
—Eh —reaccionó Jimmy—. Eh, tranquilicémonos.
Ben bajó los ojos.
—Disculpa.
—No te preocupes. Estamos en una situación tensa... sin duda eso es exactamente
lo que quiere Barlow. —Se pasó una mano por su mata de pelo color zanahoria y
miró alrededor. Sus ojos se detuvieron sobre algo que había junto al plano dibujado
por Henry Petrie: un lápiz blando y chato, de carpintero. Jimmy lo cogió.
—Tal vez la mejor manera sea ésta —murmuró.
—¿Cual?
—Tú te quedas aquí, Ben, y empiezas a preparar las estacas. Si nos vamos a
meter en esto, tenemos que hacerlo científicamente. Tú serás el departamento de
producción, y Mark y yo formaremos el de investigación. Recorreremos el pueblo en
su busca. Y los encontraremos, de la misma manera que encontramos a Mike. Con
este lápiz de carpintero marcaremos los lugares donde están. Entonces, mañana será
el día de las estacas.
—Pero ¿no se cambiarán de lugar cuando vean las marcas?
—No lo creo. La señora Glick no daba la impresión de relacionar muy bien las
cosas. Creo que se mueven más bien por instinto. Es posible que después de un
tiempo empiecen a esconderse mejor, pero al principio la cosa será como pescar en
una pecera.
—¿Por qué no voy yo?
—Porque yo conozco el pueblo, y en el pueblo me conocen... de la misma manera
que conocían a mi padre. Hoy, la gente que queda viva en Solar estará escondida en
su casa. Si tú llamas a la puerta, nadie te abrirá. Si llamo yo, es posible que me abran.
Además yo conozco algunos de los lugares donde pueden ocultarse. Sé donde se
esconden los borrachos en la zona de los pantanos Marshes, y hacia dónde se desvían
los caminos de tierra. ¿Crees que podrás usar el torno y la sierra?
—Sí —asintió Ben.
Jimmy tenía razón. Sin embargo, el alivio que sintió Ben al no tener que salir a
hacerles frente hizo que al mismo tiempo se sintiera culpable.
—Está bien. Adelante. Ya es más de mediodía.
Ben se dirigió al torno, pero se detuvo.
—Si esperas una media hora, tal vez puedas llevarte una docena de estacas.
www.lectulandia.com - Página 350

