Page 163 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 163
A continuación, mientras Nuska daba cuenta de los ricos man
jares con los que había sido obsequiado, Nanibgal salió de la estan
cia y mandó llamar a su hija. Llegada a su presencia, Nisaba le advir
tió:
— Pequeña mía, tú has dormido hasta ahora en nuestra santa casa,
pero las habitaciones privadas ya te van conviniendo mejor. Podrás,
a partir de este momento, alejarte de la «Casa de la sabiduría» de
Nisaba, de mi casa. El mensajero de Enlil, de nombre Nuska, avi
sado y capaz, ha manejado perfectamente su misión. Ve a encon
trarlo en la casa y dale algo de beber para que pueda paladear mejor
su banquete. ¡Atiéndelo adecuadamente!
Obedeciendo a su madre, la joven Sud fue a buscar a Nuska.
Tras haberle saludado, se lavó las manos y luego le tendió la copa.
El mensajero, entonces, con su mano izquierda le entregó los teso
ros que portaba y los dispuso ante ella en un montón. Sud aceptó
discretamente aquel regalo.
Después de despedirse de la joven diosa, Nuska emprendió el
camino de regreso que llevaba a Nippur. Llegado a la cámara san
ta del Ekur, y ya ante Enlil, besó la tierra antes de transmitirle lo
que había dicho a la Gran Señora y lo que ésta le había respondi
do. Le repitió palabra por palabra las declaraciones que Nisaba le
había hecho y que daban cumplida cuenta a sus deseos. ¡Podría
casarse con Sud!
Oídas aquellas noticias, Enlil quedó satisfecho y su corazón se
llenó de alegría. Dio órdenes inmediatas de traer animales desde el
País Alto. Cuadrúpedos y cápridos, animales que crecen libremen
te en la estepa y frecuentan la montaña, frieron escogidos en un gran
número: aurocs, ciervos, gatos salvajes, panteras, cabras montesas,
búfalos, monos, bóvidos rechonchos y mugientes, de pesados cuer
nos, vacas con sus terneros, ganado salvaje de gran cornamenta,
traídos con preciosas traillas, ovejas con sus corderos, cabras con sus
cabritillos, dando cabriolas y jugando entre ellos, cabritos fornidos,
de larga perilla, pateando de impaciencia con sus pezuñas, corde
ros y carneros, dignos de la mesa de un rey. Enlil los envió todos
a Eresh.
- Î 6 9 -