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144 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO
Tierra y para los esclavos; por lo tanto, todo regresaba a su
posición original. Las personas regresaban a sus
propiedades, si las habían perdido.
Todo esto es tipo y figura de lo que en el fin del tiempo
estará aconteciendo en medio del Israel espiritual y en
medio del Israel terrenal.
Así que, vean ustedes, cada uno regresaba a su familia,
a su tierra, a su parentela; y nadie podía impedir ese
regreso, esa liberación; el único que lo podía impedir era la
misma persona. Por lo tanto, cada persona tenía libre
albedrío para entrar en ese ciclo del día de redención del
año del jubileo, y hacer su reclamo, reclamar su liberación.
Ahora, todo esto da testimonio del Día de Redención,
del cual habla el apóstol San Pablo: él dice que hemos sido
sellados con el Espíritu Santo de Dios, hasta o para el Día
de la Redención [Efesios 4:30].
Porque los que recibirán el beneficio del Día de la
Redención, los que regresarán a la vida eterna con un
cuerpo eterno, serán los que han recibido el bautismo del
Espíritu Santo, que son las arras de nuestra salvación, de
nuestra redención [Efesios 1:13-14].
Por dos mil años, aproximadamente, Dios ha estado
llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre,
y han estado recibiendo el bautismo del Espíritu Santo,
desde el principio hasta el final; para en este tiempo final
Dios llevar a cabo, materializar, el Día de Redención, para
Él poder cumplir ese ciclo divino y llamar un pueblo,
llamar un grupo de personas, de entre los gentiles
primeramente, para este día, para este ciclo de redención;