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228 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO
aplicamos estos dos términos a nuestro amado Señor
Jesucristo.
Ahora, Él es el Primogénito entre muchos hermanos,
pero Él es el Unigénito, y de Él es que vienen todos esos
Sus hermanos.
El alma, el espíritu angelical teofánico, y el cuerpo físico
glorificado, vienen de Jesucristo, para todos los hijos e
hijas de Dios, que son los hermanos también de Jesucristo,
porque Él es el Primogénito entre muchos hermanos. Por
eso Él es el Heredero de todas las cosas: de las que están en
los Cielos y de las que están en la Tierra, sean visibles o
sean invisibles, todo fue creado por medio de Él y para Él.
Y ahora, Jesucristo nuestro Salvador siendo el Heredero,
tiene por consiguiente la Primogenitura; siendo el
Primogénito de Dios, y también el Unigénito, por lo tanto
nadie más tiene nada, todo fue creado por medio de Él y
para Él.
Nadie más tiene nada, pero Él nos tiene a todos
nosotros; y los primogénitos de Dios son los creyentes en
Cristo nuestro Salvador; los cuales estaban en Cristo desde
antes de la fundación del mundo, fueron los primeros en los
cuales Dios pensó: en Cristo y todos los hijos que Dios
tendría por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Esos son
los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro
de la Vida del Cordero.
En Hebreos, capítulo 12, nos habla de estos
primogénitos; y dice capítulo 12, versos 22 al 23:
“... sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la
ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía