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272                       DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

               No hay otro reino que tenga esa promesa, y no hay otro
            trono que tendrá un hombre sentado en él como rey sobre
            Israel y sobre todas las naciones, solamente hay un trono:
            el Trono de David. Ya sea que hagan otro trono, pero para
            que se siente el Mesías Príncipe, o que sea el mismo trono
            donde se sentó Salomón, eso no importa, lo importante es
            que donde se siente el Hijo de David, el Mesías Príncipe,
            será reconocido como el Trono de David.
               No hay otra dinastía que haya recibido esa promesa, por
            eso el Mesías Príncipe sería descendiente del rey David y
            por  eso  vino  como  descendiente  del  rey  David  en  su
            Primera Venida. Así que podemos ver por qué Él dice: “Yo
            soy la raíz y el linaje de David, la Estrella resplandeciente
            de la Mañana” [Apocalipsis 22:16].
               Cristo va a obtener la victoria nuevamente: el reino del
            anticristo va a ser destruido, conforme a Daniel, capítulo 2,
            versos 30 al 45, el anticristo va a tratar de sentarse o de
            gobernar con su reino, gobernar sobre Israel; pero no es el
            trono del anticristo el que tiene que gobernar sobre Israel,
            es el Trono de David con el Mesías Príncipe. No podrá ser
            del reino romano, tiene que ser del Reino de Dios.
               Por lo tanto, habrá un enfrentamiento, pero ya la historia
            está profetizada, lo que será la historia ya está profetizado:
            y está profetizado que Cristo obtendrá la victoria, la Piedra
            no cortada de manos obtendrá la victoria, y crecerá, y se
            hará un gran Monte, un gran Reino que llenará toda  la
            Tierra.
               Por lo tanto, todas las naciones, todo el planeta Tierra
            será gobernado por el Mesías Príncipe, desde Su Trono en
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