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84 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO
celestial; y también hay un Israel terrenal.
Por lo tanto, el Israel terrenal y la Jerusalén terrenal, es
tipo y figura del Israel celestial y de la Jerusalén celestial;
por lo tanto, siendo tipo y figura de lo celestial, en lo
terrenal se refleja lo celestial. En tipos y figuras, todo lo del
celestial ha sido reflejado en el terrenal.
Por esa causa encontramos que el pueblo hebreo recibió
de parte de Dios leyes y ordenanzas para ser guardadas, en
las cuales los tipos y figuras fueron establecidos en medio
del pueblo hebreo.
Podemos ver, por ejemplo, que Dios estableció para el
pueblo hebreo un sacrificio por el pecado, para cubrir el
pecado de los seres humanos. Esto lo tenía el pueblo
hebreo, porque el pueblo hebreo es tipo y figura del Israel
celestial. Así que él tenía que tener todo lo que el Israel
celestial tendría en el tiempo asignado por Dios.
Cuando se llegó el tiempo para el Israel espiritual tener
al Cordero de Dios, y llevarse a cabo el sacrificio por el
pecado, apareció el Cordero de Dios del Israel celestial; y
allí estaba, y era nada menos que Jesús de Nazaret.
Por esa causa, el Señor Jesucristo, cuando apareció en
donde Juan estaba predicando y bautizando, Juan cuando
lo vio, dijo [San Juan 1:29]:
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo”.
Ese es el Cordero de Dios del Israel celestial.
Así que podemos ver estas cosas, para así comprender
las cosas que corresponden al Israel celestial y a la
Jerusalén celestial.