Page 25 - Revista Agosto
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Investigación



         tencializando su barrio a través de mingas de limpieza, pintura y noches de cine en el

         espacio público.



         Concluyendo, se puede decir en términos generales que el valor histórico cultural de
         Toctiuco comienza con sus asentamientos en el siglo XVI, con la llegada de los Padres

         Mercedarios  a  estos  campos  de  maíz,  seguida  por  la  expedición  de  Alexander  von

         Humbolt  en  el  siglo  XIX,  y  luego  con  el  tiempo,  la  llegada  una  ola  migratoria  de
         personas desde Sierra Centro que, mediante mingas comunitarias y con la ayuda de

         pico  y  pala,  abrieron  calles  y  limpiaron  terrenos  para  comenzar  a  construir  sus
         viviendas.



         Cuenta con un patrimonio natural exclusivo al albergar la cascada de La Chorrera, uno

         de los últimos templos de agua de la ciudad de Quito, rodeada por la Cantera y el
         Bosque que lleva hasta el Volcán Pichincha. Por otra parte, aún queda rastro de la

         influencia religiosa por parte de los Padres Mercedarios al encontrarse una iglesia en
         el  barrio  que  todos  los  meses  de  septiembre  celebra  a  la  Virgen  de  la  Merced.

         También,  se  recuperó  un  patrimonio  histórico  cultural  mediante  la  elaboración  e
         impresión del “Periódico La Chorrera” que antiguamente se vendió en el barrio entre

         1984  y  1988  con  la  finalidad  de  informar  al  morador.  Por  lo  tanto,  al  hablar  de
         identidad barrial, se puede decir que los toctiuqueños son descendientes de familias

         indígenas campesinas luchadoras y fieles creyentes de la Virgen de la Merced, pero

         todo  esto  queda  opacado  por  la  delincuencia,  desnutrición  infantil,  drogadicción,
         familias disfuncionales, mal manejo de desechos, entre otros problemas sociales que

         hasta la actualidad están latentes en el barrio.



         Toctiuco siempre lo han catalogado como un barrio peligroso y esa estigmatización
         fue la que me motivó a realizar esta investigación, pues mucha gente me ha llamado

         delincuente  por  el  hecho  de  vivir  aquí.  No  niego  la  realidad  del  barrio,  pues  tiene
         varios problemas sociales debido a la forma irregular en la que se constituyó, pero

         detrás  de  ello  está  el  patrimonio  natural  y  cultural  que  alberga,  las  historias  de
         moradores  que  han  luchado  porque  los  servicios  básicos  y  el  transporte  público

         lleguen al barrio de forma legal y que actualmente siguen en pie de lucha manteniendo
         la vida de barrio. Dejen de satanizar a los barrios tradicionales del centro histórico de

         Quito, porque delincuencia hay en todo lado.
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