Page 5 - Revista Agosto
P. 5
Plastilina
Sentía como mi cuerpo se deformaba de a poco. Se acabaron todas las
Sentía como mi cuerpo se deformaba de a poco. Se acabaron todas las
pastillas, las azules y las rosadas; solo quedaba una botella y tu compañía.
pastillas, las azules y las rosadas; solo quedaba una botella y tu compañía.
Salía cada noche a caminar por las calles vacías de la ciudad, solo las luces de
Salía cada noche a caminar por las calles vacías de la ciudad, solo las luces de
los postes y las sombras formadas me hablaban, decían que fuiste escalando
los postes y las sombras formadas me hablaban, decían que fuiste escalando
de a poco. Empezaste como un bulto de carne y hueso, pero terminaste siendo
de a poco. Empezaste como un bulto de carne y hueso, pero terminaste siendo
perdición y sentimiento. Raro sentir que no era amor, nunca fue amor.
perdición y sentimiento. Raro sentir que no era amor, nunca fue amor.
Extraños escalofríos recorrían mis entrañas, congelaban cada célula, desde el el
Extraños escalofríos recorrían mis entrañas, congelaban cada célula, desde
pelo más largo hasta la uña del dedo gordo. Tanto frío y yo sin mi cobija de
pelo más largo hasta la uña del dedo gordo. Tanto frío y yo sin mi cobija de
tigre. De a poco todas esas células empezaron a mutar de la mano con el frío.
tigre. De a poco todas esas células empezaron a mutar de la mano con el frío.
De haber parado el reloj pasaron a recalentarse, entonces sentía como las
De haber parado el reloj pasaron a recalentarse, entonces sentía como las
manos ardían, no estaba enfermo, pero como si lo estuviese. Vomitaba lo que
manos ardían, no estaba enfermo, pero como si lo estuviese. Vomitaba lo que
no había comido, y la temperatura plantó una bandera de paz para acabar con
no había comido, y la temperatura plantó una bandera de paz para acabar con
esta guerra. Las secuelas fueron graves, ahora no existían polos. El frío, el el
esta guerra. Las secuelas fueron graves, ahora no existían polos. El frío,
calor, fueron uno solo, que sentía como me arrancaban los huesos, hasta el el
calor, fueron uno solo, que sentía como me arrancaban los huesos, hasta
punto de deformarme por completo. Escuchaba las copas de vino, las risas
punto de deformarme por completo. Escuchaba las copas de vino, las risas
falsas, los amores de una sola noche. Decidiste el exilio, y te condenaste a a
falsas, los amores de una sola noche. Decidiste el exilio, y te condenaste
vivir sin patria ni bandera. Saquen dos de los mejores columnistas de los
vivir sin patria ni bandera. Saquen dos de los mejores columnistas de los
periódicos y cuéntales de este, tu extraño caso. Se acabaron las pastillas y los
periódicos y cuéntales de este, tu extraño caso. Se acabaron las pastillas y los
tabacos también. Me moldeaste a tu conveniencia, pues hiciste de mí
tabacos también. Me moldeaste a tu conveniencia, pues hiciste de mí
mendigo. Ni mi convicción, mucho menos mi cuerpo, pusieron resistencia.
mendigo. Ni mi convicción, mucho menos mi cuerpo, pusieron resistencia.
Llegó el día que la plastilina se secó, se volvió tan dura que ni con el martillo
Llegó el día que la plastilina se secó, se volvió tan dura que ni con el martillo
más fuerte podía moverse, fue entonces cuando mis células al unísono con mi
más fuerte podía moverse, fue entonces cuando mis células al unísono con mi
corazón recobraron fuerzas, y se dieron vida mutua. Despertaron de la ilusión,
corazón recobraron fuerzas, y se dieron vida mutua. Despertaron de la ilusión,
para hacer de tripas corazón. Quemaron todo a su paso, y lo que estaba
para hacer de tripas corazón. Quemaron todo a su paso, y lo que estaba
quemado después de unos años floreció, tenía ojos nuevamente, podía mover
quemado después de unos años floreció, tenía ojos nuevamente, podía mover
mis brazos y abrazar. Mis pies se deslizaban por el parqué, bailando. La boca
mis brazos y abrazar. Mis pies se deslizaban por el parqué, bailando. La boca
podía beber y besar otra vez. Tú que has de haber moldeado a este iluso
podía beber y besar otra vez. Tú que has de haber moldeado a este iluso
cuantas veces quisiste, y pensaste que así sería por siempre; tan equivocada
cuantas veces quisiste, y pensaste que así sería por siempre; tan equivocada
estuviste. Ahora sobre mis dos suelas, con frente en alto, diga y declaro, que
estuviste. Ahora sobre mis dos suelas, con frente en alto, diga y declaro, que
ya no quiero cariños falsos, y menos migajas de bizcocho. Prendido sobre el el
ya no quiero cariños falsos, y menos migajas de bizcocho. Prendido sobre
fuego que una vez hubo de lastimarme, nuevamente parado, pero sin titubear.
fuego que una vez hubo de lastimarme, nuevamente parado, pero sin titubear.
Santiago Nicolalde