Page 3 - ORTOGRAFIA Y REDACCION 5TO
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Ortografía y Redacción                                                             5° Primaria

            Los años pasaron y las cosas no acababan de ir del todo bien en el reino. Sin el consejo
            de  los  funcionarios  reales  más  viejos  y  experimentados,  el  rey  se  dedicó  a  actuar  en
            contra de todo aquel que no era de su agrado, a menudo con resultados desastrosos. Y
            eso fue lo que sucedió precisamente cuando tuvo que buscar un esposo para su hija. En
            lugar  de  tomarse  la  molestia  de  buscar  jóvenes  pretendientes  de  buena  familia  y  con
            educación para que la hija pudiese escoger a su gusto, mandó reunir en el palacio a todos
            los  jóvenes  solteros  del  reino  y  prometió  dar  su  hija  en  matrimonio  a  aquel  que  fuera
            capaz de resolver tres acertijos. La princesa no estaba de acuerdo, pero sabía lo inútil
            que era oponerse a los designios de su padre.

            El campesino  era  uno  de  los  jóvenes  que  fueron  convocados  en palacio  y  aquella  noche
            regresó pronto a casa para contar a su abuelo en qué consistía el primer acertijo.

            —Tenemos que reunirnos todos en una colina antes de que amanezca —le dijo— y adivinar
            el momento exacto en el que va a salir el sol.

            El anciano sonrió.

            —Los otros jóvenes mirarán hacia el este, que es por donde sale el sol —le explicó a su
            nieto—. Pero tú tienes que mirar hacia el oeste, en dirección a las altas montañas. En el
            preciso momento en que veas que los primeros rayos se asoman por la cima más alta,
            tienes  que  gritar:  ¡Ahora!,  ya  que  en  ese  preciso  instante  el  sol  se  hará  visible  por  el
            este.

            El joven campesino hizo lo que le había dicho su abuelo y el
            rey quedó sorprendido por su rapidez.

            —Veamos cómo se te da la segunda prueba —dijo.

            El joven campesino regresó a casa y le dijo a su abuelo:

            —Mañana  tenemos  que  presentarnos  todos  ante  el  rey
            “llevando zapatos, pero al mismo tiempo descalzos”.

            —¡Pero si es la mar de sencillo! —exclamó el anciano. Y,
            tras    tomar    los   zapatos     de   su    nieto,   recortó
            cuidadosamente  las  suelas.  Vistos  desde  arriba,  los
            zapatos  parecían  estar  enteros,  pero  por  debajo  las
            plantas  de  los  pies  del  joven  tocaban  directamente  el
            suelo.

            La  mayoría  de  los  otros  pretendientes  llegaron  al  día
            siguiente con un zapato puesto y el otro en la mano. Unos
            pocos habían agujereado los calcetines, pero el rey estimó
            que  la  única  persona  que  había  sido  capaz  de  superar
            correctamente la prueba había sido el joven campesino.




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             3  Bimestre                                                                                 -26-
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