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Literatura 5° San Marcos
Lo han matado, obligándole a morir rcos
a Pedro, a Rojas, al obrero, al hombre, a aquel
que nació muy niñín, mirando al cielo,
y que luego creció, se puso rojo
y luchó con sus células, sus nos, sus todavías, sus hambres, sus pedazos.
Lo han matado suavemente
entre el cabello de su mujer, la Juana Vázquez,
a la hora del fuego, al año del balazo
y cuando andaba cerca ya de todo.
Pedro Rojas, así, después de muerto
se levantó, besó su catafalco ensangrentado,
lloró por España
y volvió a escribir con el dedo en el aire:
«¡Viban los compañeros! Pedro Rojas».
Su cadáver estaba lleno de mundo.
POEMAS HUMANOS
Es un conjunto de poemas publicado póstumamente. El título del libro no pertenece a Vallejo, sino al parecer al
historiador Raúl Porras Barrenechea, quien, al observar el humanismo de Vallejo, optó por el título antes
mencionado.
Género: Lírico.
Tipo de lenguaje: Estilo lleno de paralelismos y oposiciones. Usa el a conversación cotidiana, por eso, parece que
el yo poético con versa con un amigo o con un obrero. Hay fuertes exclamaciones en la estructura lingüística,
Vallejo quiere dramatizar su poesía. Temas:
a) La pobreza y el hambre.
b) El cuerpo como espacio de dolor y de liberación.
c) El compromiso político.
d) El trabajo como fuente de solidaridad.
e) La posibilidad de un futuro lleno de dicha colectiva.
Comentario: El poemario refleja la concepción de la solidaridad como eje fundamental para el desarrollo del
hombre moderno. Esa idea la tomó Vallejo del mundo prehispánico, donde se establecía la supremacía de lo
colectivo sobre lo individual. Asimismo, resalta la figura del pobre, se solidariza con su dolor, tal como se
detecta en estos versos del poema «Traspiés entre dos estrellas»:
¡Amado sea aquel que tiene chinches,
el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!
Para establecer su concepción solidaria, Vallejo acumula imágenes corporales. Es, pues, el cuerpo del pobre el
que sufre. El poeta habla de tobillos, de diafragmas, de pómulos, de fémures, entre otras figuras que remiten al
cuerpo. Y a la par establece oposiciones: entre la vida y la muerte, entre el jefe y el subordinado, entre el
presente lleno de sufrimiento y el futuro donde reinará la dicha colectiva:
Necesitas comer, pero, me digo,
no tengas pena, que no es de pobres
la pena, el sollozar junto a su tumba;
remiéndate, recuerda,
confía en tu hilo blanco, fuma, pasa lista
a tu cadena y guárdala detrás de tu retrato.
Ya va a venir el día, ponte el alma.
Pero Vallejo también amaba al Perú andino, por eso, escribía:
¡Auquénidos llorosos, almas mías!
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
Estos últimos versos reflejan la lucidez de la postura ideológica de Vallejo. Como Mariátegui, Vallejo cree en la
cultura andina; pero, la inserta en un contexto internacional. No se trata de rechazar los grandes aportes de la
cultura europea sino, más bien, buscar un sincretismo teniendo a lo andino como el eje fundamental de la
nacionalidad. La sierra se encuentra en el Perú, y el Perú se ubica dentro de una perspectiva internacional. He
ahí, pues el mensaje y el legado de César Vallejo.
Compendio -63-