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Literatura 5° San Marcos
Sus poemas se caracterizan por una extrema sensibilidad y sencillez, así como la musicalidad y melancolía, todo ello
envuelto en una atmósfera irreal de reminiscencias románticas, pero huyendo del Romanticismo altisonante,
anunciando ya una nueva estética.
Bécquer constituyó un referente importantísimo para la poesía posterior a su época, algo que no se corresponde
con la escasa divulgación que sus obras tuvieron en vida. La poesía española moderna depende en gran parte de
Bécquer. Él consiguió hallar y expresar una sensibilidad y vocabulario poético nuevo, que se alejara del ya gastado
Romanticismo. Utiliza como tema de sus poesías, a ésta en sí misma, el amor y la mujer.
Bécquer maneja una forma estrófica libre, donde predominan los versos heptasílabos y endecasílabos con rima
asonante. Las características que más sobresalen son la brevedad y condensación, también se aprecia el
subjetivismo y tendencia al dramatismo, por el contenido de un diálogo aunque sólo sea de manera incipiente.
Como prosista, Bécquer también fue muy importante. Cultivó la leyenda, que es un género típicamente romántico
(en 1871 aparecieron dieciocho). El escenario de sus leyendas suele ser el ambiente medieval, entre el sueño y la
realidad, con temas amorosos o fantásticos. Bécquer demuestra aquí con profundo lirismo su gran dominio del
lenguaje narrativo, y la notable habilidad para disponer la trama y los elementos de misterio y fantasía, combinando
con maestría lo legendario y lo terrorífico. Entre sus obras son dignas de mención El caudillo de las manos rojas, El
monte de las ánimas, El miserere, Maese Pérez el organista, entre otras.
Bécquer también escribió unas Cartas literarias a una mujer, Cartas desde mi celda (1861), y un tomo de la
Historia de los templos en España (1857) que dejó inacabada. Toda su producción en prosa y verso estuvo dispersa
en algunas publicaciones como El Contemporáneo, El Museo Universal y La Ilustración de Madrid. Una edición
completa de sus Rimas apareció en 1871. ‘
RIMAS
Las Rimas, una colección de setenta y seis poesías, publicadas al año siguiente con el título inicial de El libro de los
gorriones, poseen una cualidad esencialmente musical y una aparente sencillez que contrasta con la sonoridad un
tanto hueca del estilo de sus predecesores. Formalmente son poemas breves en versos asonantes, donde el mundo
aparece como un conjunto confuso de formas invisibles y átomos silenciosos cargados de posibilidades armónicas
que se materializan en visión o sonido gracias a la acción del poeta que une las formas con las ideas. Se refieren a
la emoción de lo vivido, al recuerdo, a experiencias convertidas en sentimientos. También aparece el amor, el
desengaño, el deseo de evasión, la desesperanza y la muerte. Su pureza y humildad, junto con su engañosa
sencillez, suponen la “culminación de la poesía del sentimiento y de la fantasía”, en palabras de Jorge Guillén, y
como dijo Luis Cernuda: “Desempeñan en nuestra poesía moderna, un papel equivalente al de Garcilaso en nuestra
poesía clásica: el de crear una nueva tradición que llega a sus descendientes.”
LAS LEYENDAS
Un acento poético semejante y una calidad artística nada inferior, tienen las Leyendas, título con el que se agrupan
todas las narraciones en prosa de Bécquer. Se publicaron originalmente en periódicos, entre 1861 y 1863, por lo
que se supone que su composición fue anterior a la mayor parte de las Rimas. Son veintidós y están escritas con
un estilo vaporoso, delicado y rítmico, donde abundan las descripciones, las imágenes y las sensaciones. Revelan un
aspecto importante del romanticismo literario de su autor al mostrar un interés artístico y arqueológico por la
edad media, con sus templos y claustros románicos o góticos, campos sombríos y calles tenebrosas, palacios y
castillos. Predomina en ellas un espíritu donde se impone lo misterioso, lo sobrenatural y mágico con historias de
raíz popular en muchas ocasiones, en las que la búsqueda de lo inalcanzable suele ser su argumento central.
Bécquer también escribió teatro, adaptó obras dramáticas ligeras francesas e italianas. Colaboró en una gran obra
editorial, Historias de los templos de España, de la que sólo apareció un volumen, en 1864. Y en sus Cartas
literarias a una mujer, de 1860-61, expone sus puntos de vista con respecto a su poesía, que para él es “estética
del sentimiento.”
Las Rimas y las Leyendas de Bécquer continúan editándose con regularidad y, aún hoy en día, constituyen uno de
los puntos de referencia capitales de la literatura moderna española.
El elemento legendario y exótico aparece con mucha insistencia en las Leyendas de Bécquer. Destacan las
siguientes leyendas: «La ajorca de oro», «.Los ojos verdes», «El rayo de luna», «Maese Pérez, el organista».
Leamos el inicio de «La ajorca de oro»;
«Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo: hermosa con esa hermosura que no se
parece en nada a la que soñamos en los ángeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica, que
tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus instrumentos en la tierra.
Él la amaba; la amaba con ese amor que no conoce freno ni límites; la amaba con ese amor en que se busca un
goce y sólo se encuentran martirios; amor que se asemeja a la felicidad, y que, no obstante, diñase que lo
infunde el Cielo para la expiación de una culpa».
Aquí se percibe una visión romántica del mundo. En el prólogo al Cromwell (1827), Víctor Hugo aludía a lo grotesco
como una de las características de los tiempos modernos. La belleza de la antigüedad era algo monótona, porque
era sinónimo de lo sublime. En cambio, Bécquer hace referencia a una hermosura diabólica, vale decir, lo bello se
mezcla a lo demoníaco. La bella, pues, se vincula a lo monstruoso y deforme. Se trata de una particularidad de la
tradición romántica. Lo grotesco equivale a mezcla -a veces- insólita. Pero también la hermosura es enfermiza,
pues inspira vértigo y desasosiego.
Vinculado a la belleza, el amor pasión es concebido como un sentimiento que ciega al ser humano y está reñido con
la razón. El amor nubla el pensamiento y produce frustración. El mundo para los enamorados equivale a dolor. El
amor ciega y nubla el pensamiento. Hay aquí una influencia del filósofo alemán Arthur Schopenhauer para quien el
Compendio -68-