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Lenguaje 3° Secundaria
I. Subraya las proposiciones coordinadas yuxtapuestas de las oraciones y encierra el signo de
puntuación.
Vamos a ganar el juego en cambio, ustedes van perder.
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1. Los alumnos de John Nash estudian mucho; ellos ingresarán muy pronto.
2. El hombre se acercó en silencio a la mujer; ella no se asustó.
3. El reloj marcaba las seis, ella no llegaba, yo me moría de pena.
4. Yo sueño, tú me apoyas, todos están atentos.
5. Los gobiernos se olvidan del pueblo, el pueblo nunca supo de los gobiernos.
6. Somos muy buenos amigos, somos buenos compañeros: somos una buena pareja.
7. Vamos a casa, abrimos una botella de licor, escuchamos un poco de música.
8. Las hormigas trabajan todo el año; las cigarras descansan irresponsablemente.
9. Todos los sabios buscan la verdad: la verdad puede estar en el lugar menos pensado.
10. Yo, sin embargo, no lo sabía; ellos son testigos de mi inconsciencia.
11. José Carlos organiza carreras, torneos, excursiones; nunca participa de ellos.
12. Se acerca, me mira, sonríe.
13. Llegué, vi, vencí.
14. Sacó el móvil, se lo vieron los profesores, se lo confiscaron.
16. Hoy comeremos en un restaurante del centro; creo que es muy bueno.
17. Son casi las cinco; no podremos subir a la torre antes de que anochezca.
II. Separa entre paréntesis las oraciones compuestas yuxtapuestas que encuentres.
Cinco para las nueve
Van a ser las ocho y el sol brilla sobre la isla de cemento que estoy pisando. Me encuentro a mí mismo,
me descubro en una calle cerca de unos árboles, junto a un poste. No sé muy bien en qué barrio. Un
regimiento de hormigas camina. Las patitas marchan hacia arriba, hacia abajo, en círculos. La corriente
me hace apurarme. Un enorme rinoceronte corre en mi cabeza. Pienso que puedo pararme en la pista y
que el rinoceronte va a salir y va a correr delante de mí. Ahora siento un microbús: el bufido ronco, la
nube de óxido. Ya tengo menos fuerza. Voy a buscar un restaurante para entrar al baño. Hay un velo de
luz sobre las paredes de la calle. Hay una maceta y una flor en una ventana. Tengo que llegar a las ocho.
Ya sé dónde estoy. Voy a dar un examen. El sol sigue brillando, va a ser un día típico de verano y yo he
perdido la esperanza. Mido la presión de mi pie derecho contra el cemento. Algo me quema y me quito el
zapato. Estoy sentado en el sardinel. Es tarde. El regimiento de hormigas en mi sangre recupera su
velocidad mientras el viento me azota el pelo y lo estira. Voy a ponerme el zapato. No puedo perder el
tiempo. Faltan minutos, segundos. Algunos segundos algunos minutos. Eso es. No pienso en lo que
puedo hacer hoy. O esta noche. O más tarde. Mi terror al futuro no tiene explicación. Es el miedo a lo
que va a pasar. No quiero saber de eso. Tengo solo estos segundos. ¿Tengo solo estos segundos?
¿Estoy caminando a un examen y no me importa. El sol brilla en el centro del cielo. Estoy parado junto a
una reja metálica. Algunos patas vagan por allí. Giancarlo está a mi lado. Nos ha ido mal en el examen.
Preguntas con respuesta múltiple. Ni siquiera tenían ninguna de las anteriores. Ni siquiera. Yo me siento
triste pero Giancarlo fuma y sonríe. Unas chicas de pelo rubio pasan. Las miramos. Ya vámonos de acá –
me dice – vamos a mi casa. Tengo un poco todavía. Un poco en el lenguaje de Giancarlo es unas líneas de
polvo que él va a poner en la mesa de su casa…
Alonso Cueto
2 Bimestre -5-
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