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Historia Universal                                                                    4° Secundaria


          4. LA PRIMAVERA DE PRAGA (1968)
            Desde  1957 hasta  1968, Checoslovaquia fue  gobernada  por Antonin  Novotny  quien  estableció  un régimen  de
            orientación estalinista. Hacia 1967, tanto la sociedad como los miembros del Partido Comunista consideraban
            ineficaz la gestión  del  presidente, por lo que  en  enero  de  1968
            fue obligado a dimitir y reemplazado por Alexander Dubcek, quien
            prometió un socialismo con rostro humano.
            El intento de Dubcek de transformar el comunismo se anticipó a
            su  tiempo,  y  tenía  muchos  puntos  en  común  con  las  reformas
            liberales  emprendidas  casi  veinte  años  más  tarde  por  Mijaíl
            Gorbachov en la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
            (URSS).  Los  principios  del  proyecto  de  Dubcek  consistían  en  la
            descentralización de la economía y la burocracia, la concesión de
            libertad de prensa y el mantenimiento de relaciones conciliatorias
            con  Europa  Occidental.  Los  cambios  introducidos  fueron
            respaldados por un importante sector de las sociedades checa y
            eslovaca.
            En  los  primeros  momentos,  la  URSS,  presidida  por  Leonid
            Brezhnev,  apoyó  el  ascenso  de  Dubcek  al  poder,  pero  hacia  la
            primavera  de  1968  comenzó  a  percibir  el  caso  checoslovaco
            como  una  amenaza  para  su  influencia  y  hegemonía  sobre  otros
            miembros  del  bloque  de  Europa  del  Este.  Brezhnev  autorizó  la
            ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia
            el 21 de agosto de 1968. Se produjeron sublevaciones y en abril
            de 1969 Dubcek fue sustituido por Gustav Husak, un miembro de
            la oposición conservadora. Se perdió así una oportunidad para el
            progreso y el cambio que solo fue revivida en la década del 1980,
            cuando  se  produjo  la  caída  final  del  comunismo  en  los  países
            satélites del la URSS.                                                     Alexander Dubcek


          5.  LA ORGANIZACIÓN DE PAÍSES NO ALINEADOS
            Fue  la  agrupación  de  Estados  que,  durante  la  Guerra  Fría,  no  tenían  alianza  formal  con  ninguno  de  los  dos
            bloques hegemónicos liderados por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fundamental
            para  su  surgimiento  fue  la  Conferencia  de  Bandung  de  1955,  que  respaldó  la  lucha  de  los  países  del  Tercer
            Mundo  para  lograr  su  independencia  frente  a  cualquier  poder  colonial  o  hegemónico.  En  la  Conferencia  de
            Belgrado  de  1961  se  celebró  la  primera  reunión  de  la  Organización  de  Países  No  Alineados  para  definir  sus
            objetivos esenciales. En este rol destacaron el primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru y los presidentes
            Achmed  Sukarno  de  Indonesia,  Gamal  Abdel  Nasser  de  Egipto,  Kwame  Nkrumah  de  Ghana,  Sékou  Touré  de
            Guinea, y Josip Broz (Tito) de Yugoslavia.
            La política de «no alineamiento» no fue neutral pues implicó una participación activa en la política internacional,
            inclinándose claramente por alguno de los dos bloques antagónicos. Por ejemplo, una gran mayoría de los países
            no  alineados  se  opuso  a  Estados  Unidos  durante  la  guerra  de  Vietnam,  y  a  la  URSS  después  de  la  invasión
            soviética  de  Afganistán.  En  Cuba,  Fidel  Castro  definió  el  régimen  político  cubano  como  marxista-leninista  e
            imprimió ese carácter a la propia Organización, cuando la presidió entre 1979 y 1981. Los países No Alineados
            se consideraban como un importante amortiguador entre las dos alianzas militares rivales, con lo que disminuían
            la posibilidad de un conflicto grave. Sin embargo, cualquier ambición de constituir una fuerza se vio frenada por la
            variedad  de  gobiernos,  que  iban  desde  posturas  izquierdistas  hasta  ultraderechistas,  y  por  su  debilidad
            económica y militar, que les obligaba a depender de la ayuda de las grandes potencias. La desintegración de la
            URSS en 1991 exigió de la Organización de Países No Alineados una nueva definición de su papel en un mundo en
            el que ya no existía la rivalidad ideológica y militar entre dos bloques.

          Línea de Tiempo




















            Compendio                                                                                      -140-
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