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Religión 2° Secundaria
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SEMANA
CONCEPTO CLAVE: “según el designio original divino, la unión matrimonial es indisoluble: “lo que Dios ha
unido, que no lo separe el hombre” (Mc 10,9)
1. LOS FINES Y LAS PROPIEDADES ESENCIALES DEL MATRIMONIO
La alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y
estructurada con leyes propias dadas por el creador, está ordenada
por su propia naturaleza a la comunión y al bien de los conyugues, y la
procreación y educación de los hijos. Jesús enseña que, según el
designio original divino, la unión matrimonial es indisoluble: “lo que
Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mc 10,9)
De esta manera se deducen fácilmente las propiedades esenciales del
matrimonio:
➢ Unidad: el matrimonio es una íntima comunidad de vida y amor conyugal entre un hombre y una mujer.
A esta unidad se opone la poligamia.
➢ Indisolubilidad: todo amor verdadero quiere ser indisoluble, no acepta ser compartido. La
indisolubilidad procede del mismo núcleo del amor pleno; es algo que viene exigido por el bien de los
esposos
➢ Abierto a la fecundidad: el verdadero amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo, es decir, a
engendrar vidas humanas. La iglesia enseña que todo acto matrimonial debe quedar abierto a la
transmisión de la vida. Aunque dicha fecundidad en algunas ocasiones no pueda darse.
2. RESPONSABILIDAD EDUCATIVA DE LOS PADRES
En todas las especies animales Dios ha puesto un instinto que les lleva a cuidar de sus crías. En la
especie humana los padres tienen esa misma inclinación natural. Ellos son, por ley natural, los primeros y
principales educadores de sus hijos. Los padres cristianos reciben, además, en el sacramento del
matrimonio una especial ayuda de Dios para educar cristiana mente a sus hijos y para edificar un hogar
como una verdadera “Iglesia doméstica”.
Los principales deberes de los padres respecto de sus hijos son:
a. Alimentarlos: desde que nacen hasta que puedan valerse por sí mismos.
b. La educación en la fe: a sus hijos la fe y la piedad cristiana y a descubrir su dignidad de hijos de Dios.
c. Educar en ellos los valores humanos: con su ejemplo y con su palabra, el amor el respeto, el dominio
de sí, la sinceridad, el espíritu de servicio, generosidad. Etc.
d. Corregirles: cuando sea conveniente, para enseñarles a elegir el bien y no desviarse por el camino del
mal.
e. Respetar el derecho de los hijos: a elegir su profesión y su estado de vida cuando lleguen a la edad
oportuna.
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