Page 51 - II - Literatura 4
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Literatura                                                                   4° Secundaria

            Obras
            Reinaldo Solar -1920; La trepadora – 1925; Doña Bárbara –1929; Canaima – 1935; Pobre negro –1937; La
            rebelión – 1946.

            Análisis e interpretación de Doña Bárbara

            a.  Perspectivas
               En  1929,  Doña  Bárbara  fue  una  de  las  obras  maestras  de  la  novela  regionalista  latinoamericana,  esa
               narrativa que desde  Arturo Torres Rioseco se llamó “novela de la tierra”. Junto a La vorágine (1924) y a
               Don Segundo Sombra (1926), que la precedieron, la novela de Rómulo Gallegos contribuyó a certificar una
               primera conquista de la narrativa hispanoamericana: la del lector hispánico, en un movimiento que podría
               calificarse de miniboom de los años veinte y treinta.
               Veinticinco años después, al celebrarse su primer cuarto de siglo, el mismo libro ya era leído por algunos
               críticos (entre los que me  contaba) como un anacronismo: Asturias, con  El Señor Presidente (1948) y
               Viento  fuerte  (1950),  así  como  Carpentier,  con  El  reino  de  este  mundo  (1949)  y  Los  pasos  perdidos
               (1953),  ya  estaban  marcando  otros  rumbos  del  regionalismo.  Sus  obras  (en  las  que  el  paso  por  el
               surrealismo había dejado huellas) apuntaban a lo que habría de bautizarse por entonces, con intolerable
               oxímoron, de «realismo mágico».
               Ahora, cumplidos los cincuenta, Doña Bárbara puede y debe ser leída fuera del tiempo y de las modas: en
               la  pura  sincronía  de  una  perspectiva  que  hace  de  El  Quijote  y  El  Ulises  dos  libros  estrictamente
               coetáneos,  ya  que  ambos  pertenecen  al  mismo  género  y  tradición,  la  parodia,  y  son  leídos  (es  decir:
               reescritos) ahora. Desde esa perspectiva, Doña Bárbara, no puede ser ya considerada una novela, buena o
               mala, convencional o experimental, sino como un texto que escapa a esas clasificaciones de la retórica y el
               uso  para  situarse  en  esa  zona  en  que  Facundo  es  algo  más  que  una  biografía  histórica,  Os  Sertões
               trasciende  a  la  vez  el  documento  político  como  el  geopolítico,  y  El  águila  y  la  serpiente  no  es  sólo  una
               crónica de la revolución mexicana. Doña Bárbara, que claro resulta todo ahora, se convierte así en un de
               los libros fundacionales de nuestras letras: un libro-nación. (...)

            DOÑA BÁRBARA (1929)
            Género: Narrativo.
            Especie: Novela regionalista.
            Rasgos  formales:  La  narración  es  omnisciente  y  la  estructura  narrativa  es  lineal  (sigue  un  orden  lógico  y
            cronológico).
            Tema: La lucha entre la civilización (Santos Luzardo) y la barbarie (doña Bárbara).

            ARGUMENTO
            Santos  Luzardo  decide  regresar  a  Altamira  para  hacerse  cargo  personalmente  de  sus  tierras,  pero
            encuentra, que el administrador encargado (Balbino Paiba) estaba de amores con doña Bárbara; enemiga de
            Luzardo y de los Barquero. Doña Bárbara junto con Guillermo Danger quieren arrebatar a Lorenzo Barquero y
            a Santos Luzardo sus tierras.
            Santos ayuda a Lorenzo y a su hija Marisela, quienes se encontraban en plena miseria. A Lorenzo pretende
            salvarlo del alcoholismo y a Marisela la transforma en una joven educada. Doña Bárbara pretende arrebatar
            las tierras seduciendo a Santos, pero, en ese intento se enamora de él, Santos ya está prendado de la joven
            Marisela.
            Doña  Bárbara  en  un  arrebato  de  cólera  manda  matar  al  padre  de  Marisela,  también  quiere  que  muera
            Santos, pero éste hábilmente se salva matando a Melquíades, guardaespaldas de doña Bárbara.
            Finalmente,  Santos  confiesa  su  amor  a  Marisela  y  doña  Bárbara  al  ver  la  felicidad  de  su  hija;  en  vez  de
            matarla, decide entregarle toda su fortuna y desaparece.

            APRECIACIÓN DEL CONTENIDO
            La obra tiene una organización alegórica visible, casi genuinamente en la contraposición de los nombres de los
            protagonistas: Santos Luzardo y doña Bárbara. El hombre que trae la luz al campo es un producto de las
            raíces bárbaras del llano domadas por la cultura de la urbe, y para descubrir su misión civilizada tiene que
            encontrar en sí mismo las raíces telúricas que le darán la fuerza moral necesaria para la empresa. Santos
            Luzardo sintetiza, pues, los aportes de la ciudad y del campo. En los hombres del campo, por lo menos en
            muchos de ellos, están depositados valores éticos como la lealtad, la franqueza y  naturalidad laboriosidad,
            indispensables para el éxito del proyecto modernizador contra el orden feudal, propio de una época de lucha
            contra las tradicionales oligarquías.






              do
             2  Bimestre                                                                                -124-
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