Page 4 - LA ODISEA
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que no existen en los diccionarios, pero no por eso son menos sonoras). ¿Esto es posible? ¿Un
profesor adulto puede enfurecerse porque un alumno brille como esas cometas de fuego líquido
que iluminan la inmensidad de la noche? Te aseguro que sí. Ha habido muchos casos de estos.
A un niño como Alberto le decían cosas muy feas, y eso que, aunque era joven, ya se llamaba
Einstein.
Leah ha ganado ya dos medallas al mérito estudiantil: sabe de cuadrúpedos, ofidios y
matemáticas, conjugaciones de verbos en inglés y en latín, toca algunos acordes de su guitarra
que tiene nombre de perro, pero tendrás que leer hasta el final para averiguar qué nombre le
puso a su perro; perdón, a su guitarra. Pista: es un nombre que nadie le pondría a su perro.
Cuando alguien dice que «ese niño sabe latín» se está refiriendo metafóricamente a Leah. Algún
día figurará en el diccionario de sinónimos esa equivalencia.
saber latín
1. Haber estudiado la lengua clásica del mismo nombre.
2. Ser, pensar o aspirar a ser como Leah Thalassinos
Le encanta la historia y en particular la de Grecia y Roma. Sabe quiénes son Pericles, Fidias
y Cicerón. Ha leído hasta los libros de Homero (adaptados a su edad, no os asustéis, una cosa es
ser culto y otra un monstruo; otra muy distinta, el monstruo del lago Ness, pero eso queda para
otro libro). Sus padres se sienten muy orgullosos de ella, pero les preocupa que Leah se relacione
poco con los niños de su edad. En realidad se relaciona más con bibliotecarios, arlequines, actores
callejeros, cajeros de supermercado, algún que otro sepulturero y... sus padres. Quizá también con
sus abuelos, pero estos ya venían en el paquete.
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