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ANTOLOGIA DE UN ASTRONAUTA



                                                                                                        Estrepitosamente callo la alarma, intentando colocar mi pie derecho
                                                                                                      en el suelo con precisión, como una cábala salida de los cuentos infantiles
                                                                                                      de mamá. Lo logro, y sin duda, hoy estoy seguro de que será una buena
                                                                                                      guardia. Apresuro el paso, aplicable para todas las decisiones que tomo
                                                                                                      últimamente; café medio caliente, un reflejo en el espejo: “Mi cuarto de
                                                                                                      siglo no se ve prometedor” menciono mientras mi cara hace una mueca
                                                                                                      extraña. ¡Un buen traje siempre lo arregla! Propio de una Historia Clínica
                                                                                                      Psiquiátrica  hablo con  ese tipo  insoportable  y mayúsculo,  de carácter
                                                                                                      brusco e impaciente.

                                                                                                        Observo un Dr. Acrónimo que me costó 6 años en una Universidad
                                                                                                      Pública;  consto que implicó  sonrisas, amores, amigos, llanto,  muerte.
                                                                                                      “¿Lo valió?” me preguntó. Cada segundo, responde, inmutable e imper-
                                                                                                      ceptible. El pobre comparte un cuerpo con Síndrome Ansioso. “¿y qué
                                                                                                      esperabas?” le contesto. “No todo iba a ser perfecto, todo tiene su precio
                                                                                                      mi querido colega”, completé.

                                                                                                        El olor penetrante, las sirenas ensordecedoras, rostros llenos de preo-
                                                                                                      cupación, por un lado, y otros con una sonrisa en toda su cara. También
                                                                                                      mis queridas brujas y por obvias razones la querida colega a quien relevo
                                                                                                      en esta ocasión. Que ¿Por qué les digo brujas? Sencillo: ¿Cómo se le
                                                                                                      llama a la magia de permanecer de pie más de 30 horas? Con una sonrisa
                                                                                                      en el rostro aparecen y desaparecen accesos venosos, sutilmente intro-
                                                                                                      ducen medicación sin dolor, y un sinnúmero de actos magistrales propio
                                                                                                      de cuentos de Beedle El Bardo  .
                                                                                                                               1
                                                                                                        ¡Buenos Días con Todos!, exclamo tímido pero seguro, fijando la mi-
                                                                                                      rada hacia al frente, sintiendo los murmullos de sus gritos silenciosos
                                                                                                      pero que sus rostros declaman: “es muy joven para ser el médico”. ¡Si
                                                                                                      supieran! les diría yo, si fuera planteada la pregunta de forma directa.
                                                                                                      Viviendo un sueño a diario (masoquismo socialmente exclusivo), con
                                                                                                      una sonrisa viendo pasar los ciclos de vida durante horas, abuelos siendo
                                                                                                      niños, niños queriendo ser adultos, mujeres siendo madres, madres
                                                                                                      siendo niñas, con un vademécum de consejos. “Senectud paria atípica”,
                                                                                                      lo diría mestizamente. He escuchado tantas historias que mi incompren-
                                                                                                      dido compañero de 500 mg., se podría ver afectado al mencionarle que
                                                                                                      no es tan necesario, cuando escuchas de una forma superlativa, ciencia no
                                                                                                      impartida en mi cimera Yaguachi.

                                                                                                        Entre sollozos, demandas extrañas, gritos y sutiles halagos, me man-



                                                                                                      1 Los Cuentos de Beedle el Bardo son creación de la escritora inglesa J.K Rowling, en 2008, creadora de la
                                                                                                      conocida saga de Harry Potter.

                                                                                                      Regreso al Indice                                      73
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