Page 17 - Historias de los jueves
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  EL TREN
Chelo del Árbol
Salí de casa enfadada y nerviosa, empecé a caminar sin ir a ninguna parte, no veía por dónde caminaba, iba sin rumbo, no veía los edificios, no veía los semáforos, ni siquiera si circulaba algún coche por la calzada, solo quería caminar y dejar atrás todo.
De pronto el sonido de un tren me sacó de mis pensamientos, y caminé hacia la estación, saqué un billete, me subí al tren y me senté donde no había gente, no deseaba hablar con nadie, quería pasar desapercibida, solo quería que aquel tren se pusiera en marcha y se alejara lo más lejos posible.
Cuando se puso en marcha sentí un profundo alivio y me puse a mirar por la ventanilla, viendo pasar las ciudades que no veía, árboles a mucha velocidad que el viento movía al paso de la locomotora, de vez en cuando una bandada de pájaros atravesaba el cielo, trinaban contentos; yo todo eso lo veía pasar sin prestarle mucha atención y no pensaba en nada, solo quería que ese tren corriera mucho y se alejara, se alejara.
Con el traqueteo me quedé adormilada, y cuando desperté empecé a darme cuenta de dónde estaba, ¡y me asusté!,
[Chelo del Árbol — 17]




























































































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