Page 22 - Historias de los jueves
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y en las bolsas, le parece percibir en Carlota un gesto de complicidad, eso la alienta y vuelven a su cerebro las palabras del abogado. A fin de cuentas Carlota Magno puede ser la solución a sus problemas.
El apartamento que miró hace un tiempo permanece libre. Solo necesita un pequeño empujón económico. Con su gusto por la decoración podría aprovechar todo lo que dejan los dueños. Ella se llevaría pocas cosas. Pero el collage que ha montado con las viejas fotografías, ese que tanto le gusta a Carmen, ese, sí que se lo llevará. Pensando en las viejas fotos, se entristece, cree que es un poco mayor para ilusionarse. Su vida hasta ahora ha sido bastante gris y monótona y le asusta ese rayo que empieza a colarse en ella.
Retira los pensamientos negativos y se envalentona. Siempre ha soñado con viajar, y a veces se ve a sí misma en un gran transatlántico, comprando en sus tiendas, comiendo y cenando en los diversos restaurantes. Se imagina cuando el barco arriba a los puertos, visitando las distintas ciudades, gozando con todo lo que se ve.
Pronto vuelve a la realidad.
Va empujando el carrito por la calle, tropezando con todo y con todos los que encuentra a su paso. Pide perdón atolondradamente.
Cuando llega al portal de su vivienda, se detiene para tomar aliento; sin saber muy bien lo que hace, comienza el calvario de la subida, menos mal que es un segundo piso.
Al abrir la puerta escucha la voz de su hermana desde la cocina; se acerca, Carmen está desayunando con parsimonia y le dice, mientras mastica una tostada, que la
[Txelo Esteban — 22]



























































































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