Page 50 - Historias de los jueves
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Entonces no se celebraban banquetes sino que se visitaba a familiares y amigos para llevarles un recordatorio, que ellos correspondían con un aguinaldo. Esa era al menos la costumbre de las familias humildes.
Antes de guardar la foto no pude por menos que depositar en ella un beso para los cuatro, y sonreír pensando en la ocurrencia del hermano cuando preguntó a mamá, mientras contaba las propinas:
—¿Llegará para una tortilla, mamá? —Sí hijo mío, una para ti solo.
[Estrella Nogueira — 50]































































































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