Page 61 - Historias de los jueves
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Paula mira sus manos bonitas y bien cuidadas, que se mueven rápidas en el manejo de los paquetes que va preparando. También observa que le cuesta expresarse, pero pone empeño en que le entiendan. La tarde va pasando y Ousmane no pierde la sonrisa.
De regreso a casa Paula recuerda que tiene que llamar a su hija: «Sara ya estará en casa, cuando llegue la llamo».
—¿Sara?, ya he visto tu llamada. Acabo de llegar, que hoy también he ido al Banco de alimentos.
—Ya lo imaginaba, no te preocupes, sólo era para saber cuando vienes, ¿el jueves?, estupendo, así ves a los niños, que no tienen academia, y miramos las cortinas. Adiós, un beso. Se me olvidaba, y los pantalones que le tienes que arreglar a Ekin. Adiós, adiós.
Cuando cuelga se queda pensando que no le ha dicho nada de Ousmane a su hija. «¿Qué le puedo decir, que he conocido a un chico negro muy guapo? ¿Y por qué no?»
Quedan pocos días para colaborar en el Banco, la Navidad está cerca, el movimiento en las calles es de compras, regalos, niños que se quedan pegados en los escaparates mirando tantos juguetes, con esa ilusión que asoma a sus ojos casi tapados por bufandas que apenas dejan ver su cara. Paula se dirige con paso firme a su cita con el Banco. Varias veces delante del espejo se ha cambiado de ropa y por fin se ha decidido por un pantalón vaquero y un grueso jersey de lana de cuello vuelto, que le da un aire más juvenil, el abrigo y una boina que cubre su corta melena, que le confiere un toque de picardía.
[Ma Pilar López — 61]




























































































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