Page 9 - Revista GX Octubre 2016
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>H> Por Juan R. Hernández
oy en día, son pocos los hogares en México que no tiene una computadora o alguna colonia que no tenga acce-
so a un cyber-café para realizar las tareas escolares o imprimir algún documento im- portante.
Hablar de las computadoras y el impacto en nuestra vida diaria, nos hace impensable tener un país sin esta herramienta digital; sin embar- go, no todo era así en la década de los 80 en donde las primeras computadoras tenían pro- gramas básicos para procesar textos, realizar sumas, restas, divisiones y realizar algunos diseños sencillos.
En esa época, era común ver escritorios públicos y las máquinas Olivetti era la herra- mienta predilecta para las o cinas públicas y privadas, sin contar con los trabajos escolares en donde era muy común ver hojas con correc- tor líquido o tachoneadas por algún dedazo.
Con la llegada del editor de textos, esos días de pesadilla comenzaron a quedar en el pasado. Se pasó de la máquina de escribir a un moderno equipo de 512 KB de memoria RAM, un disco duro de 20 MB y un monitor monocromático o en el mejor de los casos, una pantalla negra con letras verdes o rojas en las que, si nos equivocamos al escribir, con presionar la palabra delete varias veces se corregía el error.
En esos años se comenzaron a escuchar palabras como hardware, software, pixeles, bites, megas y gigas; lo documentos comen- zaron a ser guardados en disquetes de 3 3⁄4 y 31⁄2 pulgadas con una capacidad máxima de almacenamiento era de 1.44 Mb, mientras que una gran computadora –la más moderna de ese entonces- su disco duro era de un giga.
Las primeras personas que se aventu- raron a usar una computadora, recibían un gran entrenamiento para usar los “coman- dos” y así poder ingresar a los programas como dbase, lotus, wordstar; por mencio- nar algunos.
En 1981, la empresa IBM-PC lanza la primera computadora personal y tres años más tarde, se revolucionan los sistemas con la entrada de Microsoft y su versión 1.0 del procesador de textos Word para DOS.
A partir de ese momento, comienza la carrera por sacar al mercado las versiones de computadoras más rápidas, con mayor capacidad y sobretodo, con un precio acce- sible. La guerra comercial y tecnológica en- tre empresas se hizo tan fuerte que apenas uno comenzaba a asimilar un sistema ope- rativo cuando ya había otro más moderno y con mayores funciones.
Comenzaron a salir al mercado las com- putadoras equipadas con un sistema láser para poder leer los CD-Roms, las impreso- ras de cartucho (se escuchaba el famoso chillido del punto que la matriz a la hora de sacar los documentos) dejaron de ser no- vedad para dar paso a las LaserJet.
Las marcas Compaq, IBM, Acer, Mac o las llamadas “computadoras armadas” co- mienzan a ser de uso común en los esta- blecimientos.
La tecnología avanzaba a pasos agi- gantados con mejores programas en las computadoras. Se comienza el uso del “es- critorio” y el “mouse” o ratón, como herra- mienta para controlar el CPU. Simplemen- te, la década de los ochenta se convirtió en la punta de lanza para la industria de la computación, los programas y escuelas de computación.
COMPUTACIÓN
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