Page 15 - Newsletter Junio 2021
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Un primer paso en esa dirección podría ser el prototipo de robot desarrollado
por el laboratorio GRASP de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia. Lo
han bautizado como IceBot porque, fundamentalmente, está hecho de hielo.
Y bajo tres premisas fundamentales: un dispositivo autorreconfigurable,
autorreplicable y autorreparable.
Una de las propuestas del equipo es que, en un futuro, se envíen dos tipos de
robots en las misiones de exploración interplanetaria. Por un lado, habría un
robot que se encargaría de buscar y recolectar los materiales de fabricación y,
por el otro, un robot en el que se instalasen o reparasen las piezas de hielo.
El dispositivo actual tiene un peso de 6,3 kilogramos y, por ahora, se pondrá
a prueba en los entornos antárticos. El objetivo es que en un futuro permita
explorar planetas y asteroides donde haya hielo disponible en abundancia y
temperaturas muy bajas.
El proyecto Venera de la Unión Soviética Globos
tenía el objetivo de explorar Venus. Allí, unas
condiciones que conjugan temperaturas robóticos, otra
extremas, nubes de ácido sulfúrico y una
elevada presión atmosférica, planteaban
un reto mayúsculo. Fue preciso enviar trece alternativa de
sondas hasta lograr captar imágenes de la
superficie del planeta. Cuando la Venera 13 exploración
aterrizó por fin exitosamente, logró enviar
las primeras, y por ahora únicas, imágenes
en color. Por desgracia, su vida útil fue
de tan solo ciento veintisiete minutos,
el tiempo que tardó en sucumbir a las
condiciones infernales reinantes. Así que,
por ahora, enviar vehículos de exploración
como el Perseverance a Venus para
misiones de larga duración sigue siendo un
reto insuperable. Una alternativa consiste
en apostar por la exploración aérea. Así, la
NASA acaba de firmar un acuerdo con una
empresa estadounidense para desarrollar
un nuevo modelo de globo robótico para
la exploración de Venus.