Page 378 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar




                                       QUE HACIA EN SEMANA


                                                            SANTA...?






               Para empezar a disfrutar de este capítulo, por favor cierre los ojos y transpórtese a
            la época cuando yo tenía entre 7 y 8 años, o sea, 1960 y 1961, yo lo hice y lo disfrute
            mucho. Esto lo estoy escribiendo en la semana santa del 6 al 12 de abril de 2009, en un
            cuarto arrendado que nunca más quiero recordar en que ciudad o pueblo de Colombia
            queda ubicado. Solo, sin comer, sin destino seguro, sin televisor, con nostalgia, con
            desilusión, con la cabeza fría para tomar decisiones, para solucionar mis problemas,
            sobre todo los judiciales.


               Acabo de llegar de encontrarme con Jesucristo y, por ende, conmigo mismo, cumplí
            con una tradición que mis padres y la familia me inculcaron hace muchos años atrás.
            Pero no más nostalgias, mojemos la palabra y empecemos a recordar.


                                           DE LUNES A MIÉRCOLES SANTO


               Debido a que estábamos de vacaciones del colegio, estos días eran para:
               Hacer las tareas que nos dejaban para estas vacaciones, la más pesada y tradicional,
            era la de hacer el “herbario” que, gracias a mi papi y a mi mami, siempre me lo califica-
            ban con un 5 aclamado
               Repasar lectura, escritura, aritmética, las tablas de multiplicar de la 1 a la 12, al dere-
            cho y al revés, supervisada por mi papi todos los días
               Ayudar a mi mami en las labores de la casa, ya que jueves y viernes santo no se po-
            día mover un dedo, pues era pecado contra nuestro señor Jesucristo, según mis papas.

                                                     JUEVES SANTO


               Temprano, bañada de cuerpo (porque el viernes santo no se podía hacer nada), des-
            pués del desayuno, que era especial, mucho pan, vino sansón y galletas para conme-
            morar la última cena, luego ayudar a mi papi a terminar “la matraca” en madera, hecha
            por el mismo, para que Beto y Yaneth, participáramos activamente en las procesiones.
               De 6 a 7 de la noche, coordinaban con mi tía Alicia y Amandita, el grupo que iría a
            visitar los monumentos que, por tradición, eran 7 y que generalmente, eran los mismos
            cada año, era muy rico porque comíamos y rezábamos mucho. Los monumentos eran
            los siguientes.
               Iglesia de Egipto – plazuela del barrio
               Iglesia del Carmen – calle 6 con carrera 7ª
               Iglesia de la candelaria – carrera 4ª con calle 11
               Iglesia de san Ignacio – calle 10ª con carrera 7ª


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