Page 1219 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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1215 Daniel 4. 32–5. 6
ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de
ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del 32
campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán;
y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el
Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a
quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre 33
Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía
hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del
cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus
uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabu- 34
codonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta;
y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para
siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados co- 35
mo nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y
en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano,
y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue 36
devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi gran-
deza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me
buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me
fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y 37
glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdade-
ras, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan
con soberbia.
El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus prín- 5
cipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el 2
gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata
que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Je-
rusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus
mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos 3
de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que
estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes,
sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los 4
dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de
piedra. En aquella misma hora aparecieron los dedos de una 5
mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo
encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano
que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos 6