Page 577 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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573                        II Reyes                   9. 31–10. 7
          cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió
          su cabeza, y se asomó a una ventana. Y cuando entraba Jehú 31
          por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su
          señor? Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: 32
          ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o
          tres eunucos. Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; 33
          y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él
          la atropelló. Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: 34
          Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de
          rey. Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella 35
          más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos. Y 36
          volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Ésta es la palabra de Dios,
          la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, dicien-
          do: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de
          Jezabel, y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la 37
          faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie
          pueda decir: Ésta es Jezabel.
            Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas 10
          y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los an-
          cianos y a los ayos de Acab, diciendo: Inmediatamente que 2
          lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de
          vuestro señor, y los que tienen carros y gente de a caballo,

          la ciudad fortificada, y las armas, escoged al mejor y al más 3
          recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de
          su padre, y pelead por la casa de vuestro señor. Pero ellos 4
          tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos reyes no pudieron
          resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros? Y el mayordomo, 5
          el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a
          decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos
          mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te
          parezca. Él entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si 6
          sois míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos
          varones de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta hora,
          a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los
          principales de la ciudad, que los criaban. Cuando las cartas 7
          llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los
          setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las
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