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¿Qué es la rabia?: La rabia es una enfermedad grave. Es provocada por un virus. La rabia es
principalmente una enfermedad de animales. Los humanos contraen la rabia al ser mordidos por
animales infectados. Es posible que al principio no haya síntomas. Pero semanas o incluso años
después de una mordida, la rabia puede causar dolor, fatiga, dolores de cabeza, fiebre e irritabilidad.
Estos son seguidos por convulsiones, alucinaciones y parálisis. La rabia casi siempre es fatal. Los
animales salvajes, especialmente los murciélagos, son la fuente más común de infección por rabia
en humanos en los Estados Unidos. Los zorrillos, los mapaches, los perros y los gatos también
transmiten la enfermedad. La rabia en humanos es poco usual en los Estados Unidos. Solo se han
diagnosticado 55 casos desde 1990. Sin embargo, entre 16,000 y 39,000 personas reciben
tratamiento cada año por una posible exposición a la rabia después de ser mordidos por animales.
Además, la rabia es mucho más común en otras partes del mundo, donde hay aproximadamente
40,000 a 70,000 muertes relacionadas con la rabia cada año. Las mordidas de perros que no han
sido vacunados causan la mayoría de estos casos. La vacuna contra la rabia puede prevenir la rabia.
Transmisión: El virus se transmite comúnmente por perros, lobos, zorros, chacales, mofetas, gatos,
murciélagos, mangostas e incluso animales de granja, pero puede hallarse en cualquier animal de
sangre caliente. El virus es transmitido a través de la saliva de un animal infectado, generalmente
mediante la mordedura o lameduras en heridas abiertas. El contagio entre personas es muy poco
frecuente. Aproximadamente el 50% de las personas mordidas por un animal infectado desarrolla la
enfermedad.
Síntomas: Los síntomas de la rabia pueden tardar semanas, meses o incluso años en manifestarse,
si bien el período medio de incubación es de unas 2-8 semanas. Los primeros síntomas son
indeterminados: fiebre, malestar general, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarreas, dolor
muscular, dolor de garganta, tos y cefalea. Pueden darse comportamientos extraños como
agresividad, ansiedad y agitación. También en menos de la mitad de los casos la persona siente
dolor y hormigueo en la zona de la mordedura. Desde el inicio de los síntomas, la enfermedad puede
seguir dos cursos diferentes. Por una parte, está la rabia furiosa, que se caracteriza por una
excitabilidad extrema, con espasmos musculares e hidrofobia. Pueden aparecer insomnio y
movimientos indecisos de forma espontánea o en respuesta al contacto. El echar espuma por la
boca va acompañado de dificultad para tragar y vómitos. Las fases finales de la dolencia se
caracterizan por parálisis muscular progresiva y dificultades para respirar. La otra parte, la rabia
sorda incluye parálisis gradual que comienza en la extremidad afectada por la mordedura en la mitad
de los casos. Los espasmos musculares y la hidrofobia de la rabia furiosa casi nunca ocurren. La
parálisis se extiende con rapidez y generalmente es simétrica.
Diagnostico: Los análisis de sangre y saliva de la víctima mostrarán la existencia de virus, pero si
corre un alto riesgo de infección, es poco aconsejable retrasar el tratamiento post-exposición
mientras espera los resultados del laboratorio. Una vez que aparecen los síntomas, ya no hay cura.
La importancia de limpiar en profundidad una herida no debe subestimarse. Si le ha mordido un
animal en una zona endémica, solicite asistencia médica urgente ya que cuanto más rápido se inicie
el tratamiento tras la mordedura, mejores resultados se obtienen. Si le ha mordido un animal, no
olvide los peligros que representan el tétanos y las infecciones bacterianas en la piel.
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