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Biografía
Garcilaso de la Vega nació en Toledo, España en 1501 y murió en 1536, Niza, Francia.
Este escritor renacentista pertenecía a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega
participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la
corte del rey Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó
en la expedición a Rodas en 1522 junto con Juan Boscán y en 1523 fue nombrado
caballero de Santiago.
En 1530 Garcilaso se fue con Carlos I a Bolonia, donde el monarca fue coronado
emperador. Permaneció allí un año hasta que, una cuestión personal mantenida en
secreto fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, después a Nápoles. Habiendo
sido herido de muerte en combate durante el asalto a la fortaleza de Muy, Provenza
Francesa, Garcilaso fue trasladado a Niza, donde murió.
El escritor jamás vio una sola de sus obras publicada en vida. No obstante, nunca dejó
de escribir y de trabajar hasta el día de su muerte en sus últimos diez años, durante sus
últimos 10 años adopto el endecasílabo italiano a la estructura castellana, el cual llevó a
cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la
acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono
neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista y todo gracias a la influencia de
su amigo Juan Boscán.
Muchas de sus poemas reflejan el amor de Garcilaso por la portuguesa Isabel Freyre, a
quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó
profundamente. Los cuarenta sonetos y las tres églogas que escribió se mueven dentro
del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista, en estos
poemas el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de
sus sentimientos, mientras que las imágenes de que se sirve y el tipo de léxico empleado
dejan traslucir la influencia de Ausiàs March.
Si a vuestra voluntad yo soy de cera
Si a vuestra voluntad yo soy de cera,
y por sol tengo sólo vuestra vista,
la cual a quien no inflama o no conquista
con su mirar, es de sentido fuera;
¿De do viene una cosa, que, si fuera
menos veces de mí probada y vista,
según parece que a razón resista,