Page 201 - ANTOLOGÍA POÉTICA
P. 201
BIOGRAFIA
Juan Ramon Jiménez fue un poeta español, nacido el 23 de diciembre de 1881 en
Moguer (España), y este falleció el 29 de mayo de 1958 en San Juan (Puerto Rico). Juan
Ramón comienza sus estudios en la Universidad de Sevilla, pero toma la decisión de
dejar de estudiar Derecho y Pintura, para así poder dedicarse a la literatura ya que fue
muy influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses. Sus primeras
colaboraciones en la revista madrileña Vida Nueva fueron acogidas con mucho
entusiasmo por los modernistas, por lo que decidió trasladarse a Madrid en 1900 y
publicar ese mismo año Ninfeas y Almas de violeta, títulos que le fueron sugeridos
por Ramón del Valle-Inclán y Rubén Darío.
Jiménez sufre de varias crisis de neurosis depresiva gracias a la repentina muerte de su
padre lo cual lo obliga a que tenga que pasar largas temporadas en sanatorios de
Burdeos y Madrid. Estas crisis causan que sus poemas predominen la melancolía, y la
nostalgia. Gracias a estos acontecimientos, Jiménez toma la decisión de irse a vivir a su
pueblo natal entregándose a la lectura. De regreso a Madrid conoció a Zenobia
Camprubí, española educada en Estados Unidos. La vitalidad y las constantes
atenciones de Zenobia influyeron decisivamente en el nuevo rumbo que adoptó su
trayectoria poética.
Durante la travesía del Atlántico hacia Estados Unidos. Según declaró el autor, el
constante movimiento de las olas le transmitió la obsesión por el ritmo y lo llevó a
abandonar las estructuras estróficas tradicionales, y a cultivar el verso libre. Después de
vivir en Estados Unidos y Cuba se instaló en Puerto Rico, donde enseñó en Recinto de
Río Piedras, sede de la Universidad de Puerto Rico. Juan Ramón Jiménez fue
galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1956.
POEMAS
Dios de amor
Lo que queráis, señor;
y sea lo que queráis.
Si queréis que entre las rosas
ría hacia los matinales
resplandores de la vida,
que sea lo que queráis.
Si queréis que entre los cardos
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
que sea lo que queráis.
Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada,