Page 370 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
                  Ya lo he dicho.
                  No duerme nadie.
                  Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
                  abrid los escotillones para que vea bajo la luna
                  las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.



                  Sorpresa


                  Muerto se quedó en la calle
                  con un puñal en el pecho.
                  No lo conocía nadie.

                  ¡Cómo temblaba el farol!
                  Madre.
                  ¡Cómo temblaba el farolito
                  de la calle!

                  Era madrugada. Nadie
                  pudo asomarse a sus ojos
                  abiertos al duro aire.

                  Que muerto se quedó en la calle
                  que con un puñal en el pecho
                  y que no lo conocía nadie.




                  Oda a Salvador Dalí




                  Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
                  Una rueda en la pura sintaxis del acero.
                  Desnuda la montaña de niebla impresionista.
                  Los grises oteando sus balaustradas últimas.

                  Los pintores modernos en sus blancos estudios,
                  cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
                  En las aguas del Sena un ice-berg de mármol
                  enfría las ventanas y disipa las yedras.

                  El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
                  Los cristales esquivan la magia del reflejo.
                  El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
                  La máquina eterniza sus compases binarios.

                  Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
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