Page 556 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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BIOGRAFÍA

                  Alejandra nació en Buenos Aires, Argentina el 29 de abril de 1936 en el seno de una

                  familia de inmigrantes rusos que había perdido su apellido original al llegar a Argentina

                  (Pozharnik). Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde trabajo para la revista Cuadernos,
                  donde desempeño el trabajo de traductora y crítica de obras literarias. Posteriormente,

                  continuó su formación en la prestigiosa universidad de La Sorbona y siguió trabajando

                  en  diferentes  revistas  europeas  y  latinoamericanas.  En  el  tiempo  en  el  que  vivió  en
                  Francia entabló su amistad con el escritor Julio Cortázar y con el poeta Octavio Paz, que

                  escribió el prólogo de su libro de poemas Árbol de Diana (1962).

                  Al regresar a Argentina publicó algunas de sus obras más destacadas, pero los últimos

                  años de su vida se vieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar
                  acabar con su vida en más de una ocasión. Sus últimos meses de vida los pasó internada

                  en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires hasta que el 25 de diciembre de 1972, en el
                  transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, le puso fin a su vida a

                  manos  de  una  sobredosis  de  50  pastillas  de  seconal  sódico  (secobarbital:  deprime  la

                  actividad cerebral; se utiliza como sedante o hipnótico). Tan solo tenía 36 años.

                  Su poesía, siempre intensa, a veces  lúdica y a veces  visionaria,  se caracterizó por la

                  libertad y la autonomía creativa. Había publicado sus primeros libros en los cincuenta,
                  pero  fue  a  partir  de  Árbol  de  Diana (1962), Los  trabajos  y  las  noches (1965)

                  y Extracción  de  la  piedra  de  la  locura (1968),  que  encontró  su  tono  personal.  Sus

                  poemas se mueven con una tónica carente de énfasis o forma, son como anotaciones
                  alusivas e impenetrables de un diario personal.




                  El miedo


                  En el eco de mis muertes

                  aún hay miedo.
                  ¿Sabes tu del miedo?

                  Sé del miedo cuando digo mi nombre.
                  Es el miedo,

                  el miedo con sombrero negro
                  escondiendo ratas en mi sangre,
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