Page 96 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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no hay luces que te ciegan, si es de día.
Y si fuese de noche,
la negrura más honda la siembran faros ciertos.
Todo lo que está arriba guía siempre.
Mira: te espera el bosque impenetrable.
Recuerda que la senda que lo cruza
–la senda como río que te lleva–,
debe ser dulce cauce y no boa untuosa
que repta y extravía en la maraña.
Que te guíe la música que dejas
–la música que es número y medida–
y que más alta música te saque
al fin, tras dura prueba, a mar de luz.
VÍNCULO
Antonio Colinas, afuera de la obvia similitud entre nuestros nombres, tiene ciertos
parecidos conmigo. Es un hombre muy culto y estudiado, interesado en las diversas
culturas de aquellos países que visita. Busca ser incluyente a la hora de escribir, no
enfocándose únicamente en un solo genero o ideal, al contrario, deambulando en temas
de amor (Simonetta Vespucci) y odio (Para olvidar el odio), historia (Giacomo
Casanova) e infancia (Un libro de infancia), vida (Canto XXXV) y muerte (Zamira Ama
los Lobos). De igual forma, en numerosos poemas hace uso de antítesis y paradojas para
contrastar entre dos partes de su realidad al escribir, al igual que usar repeticiones
frecuentemente. Por otra parte, en sus obras también se encuentra una presencia clara de
referencias a músicos como Händel y Mahler, y en general nota la importancia de la
música (especialmente en su poema ¿Qué fue de aquellas músicas?).
Todas estas características hacen de Colinas un escritor con el que verdaderamente
siento una cierta conexión, pues la música (clásica incluida) es una gran influencia en
mi ser, e igualmente busco mantener un nivel de conocimiento de la cultura de las
regiones que visito o deseo visitar, gracias a un interés ya existente en la historia y