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RASSINIER : La mentira de Ulises
les bastaron dos campos – Struthof y Schirmeck – para internar a los resistentes y otros
enemigos, los liberadores de 1944 además de dejar ambos en funcionamiento y de tener las
cárceles llenas, instalaron otros nueve campos de concentración más en la Alsacia-Lorena.
Rassinier, en este libro escrito para franceses, da a conocer los horrores de Buchenwald
y Dora durante el período alemán. Pero liberado en 1945, no pudo conocer directamente el
terror que siguió imperando en Buchenwald a partir de la victoria aliada, y que dejando tras de
sí a 18.000 cadáveres alemanes sólo terminó en febrero de 1950. Los últimos ocupantes
fueron ejecutados o trasladados a las prisiones de la zona oriental, y el comando de
enterradores desapareció en la Unión Soviética. Algo parecido sucedió con Dachau, donde –
según el Süddeutsche Zeitung – fueron internados 25.000 alemanes.
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Una de las leyendas de la mitología aliada es la de la muerte de seis millones de
judíos. El estudio estadístico de Rassinier demuestra que el número de víctimas fue inferior al
millón. En esto se aproxima a lo que el Dr. judío Listojewski, publicó en la revista The
Broom de San Diego (California) el 11 de mayo de 1952:
«Como estadístico me he esforzado durante dos años y medio en averiguar el número de
judíos que perecieron durante la época de Hitler. La cifra oscila entre 350.000 y 500.000. Si nosotros
los judíos afirmamos que fueron seis millones, esto es una infame mentira.»
Los judíos, como los alemanes, cuando han tenido el poder en sus manos han perdido
el sentido de la medida. Por eso aún se puede confiar en que la verdad histórica terminará por
[8] imponerse a la mentira política. Que actualmente se sigue mixtificando en este asunto, lo
demuestran las informaciones que sobre un proceso que tuvo lugar en Dusseldorf, publicaron
tres periódicos alemanes el 19 de septiembre de 1960. El Bremer Nachrichten escribe:
«Entonces contó Hohn, que en el campo de concentración de Sachsenhausen, además de los
talleres y los barracones dormitorios había: la horca, un taller para falsificar dinero, la instalación para
el tiro en la nuca, la del gas y el crematorio, en el que según sus recuerdos desaparecieron en una
noche DOSCIENTOS seres humanos».
El Frankfurter Allgemeine Zeitung dice lo siguiente:
«A la pregunta sobre la capacidad del crematorio, contestó Hohn: «Sobre la capacidad no
puedo dar ninguna información. Sólo sé que en una neche fueron quemados TRESClENTOS.»
El Weser-Kurier del mismo día, informa:
«Al preguntársele sobre la capacidad del crematorio, dijo Hohn: «No puedo dar ninguna
información. Sólo sé que una noche fueron sacadas TRES MIL personas, y, sencillamente, por la
mañana ya no estaban allí.»
Si estas cosas suceden actualmente, no se extrañe el lector de que en 1945 fueran
gaseados seis millones de judíos. Ni de que con un buen número de ellos se fabricase jabón.
Ni de que con sus cabellos se hiciesen colchones para los submarinos alemanes.
* * *
Rassinier dedica un capítulo al problema de las cámaras de gas, que cada vez resulta
más confuso. Empezó habiendo cámaras en casi todos los campos. Hoy parece evidente que en
[9] Alemania no las hubo, y así lo ha manifestado el juez norteamericano Pinter que tuvo por
misión investigar estos campos. El problema radica actualmente en las de Polonia. ¿Se
exterminó en Auschwitz a seres humanos con gas? Al ocupar los rusos el campo anunciaron
oficialmente la muerte de cuatro millones de seres, el comandante Hoss «confesó» en prisión
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