Page 536 - Mahabharata
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                   Abhimanyu no tenía tiempo para pensar, tenía que luchar. Cogió su espada y su
               escudo y saltó de su carro. Saltó hacia ellos con la intención de matarles. Drona,

               viéndole tan furioso, con sus afiladas flechas cortó la empuñadura de su espada. Radheya
               disparó sus flechas al escudo del joven y lo rompió en pedazos. El joven guerrero estaba
               ahora sin arco, sin carro, sin espada y sin escudo. Estaba completamente indefenso y
               completamente a la merced de seis hombres crueles que estaban decididos a matarle.
                   Abhimanyu pensó durante un momento en su padre y sólo lamentaba una cosa, que
               no podría ver el orgullo en sus ojos cuando oyera relatar su maravillosa hazaña. Pensó
               en su madre, la hermosa Subhadra, y sus pensamientos eran tristes. Sabía que su corazón
               se rompería, pensó en Krishna. Para él era mala suerte el no poder ver a su padre y a su
               tío antes de morir. Yudhisthira y Bhima aparecieron en su mente. Pobres tíos, hicieron
               todo lo que pudieron para llegar a él, pero no les fue posible. Jayadratha se interpuso
               en su camino; sí, Jayadratha. Su padre mataría a Jayadratha en cuanto se enterase de
               esto. Yudhisthira se horrorizaría por el crimen que se iba a cometer en el campo de
               Kurukshetra, pero cuando llegara el momento, se vengaría su muerte. Esos seis héroes
               se arrepentirían de su cobarde ataque.

                   Abhimanyu estaba indefenso, fue hacia su carro y cogió la rueda de su carro en sus
               manos, haciéndola girar alrededor de su cabeza. Con su cuerpo herido por las flechas
               de sus enemigos, empapado de sangre y con su rostro brillando de ira, total desprecio y
               orgullo, el joven guerrero permaneció en medio de ellos con la rueda del carro en sus
               manos. Parecía el Señor Vishnu. Les dijo:

                   —Todavía estáis a tiempo, os estoy dando a todos una oportunidad de redimir
               vuestro honor, venid a luchar conmigo, venid uno a uno, lucharé con vosotros. Venid
               uno a uno. Puedo luchar con cada uno de vosotros, venid. —Mientras estaba diciendo
               esto, Abhimanyu se lanzó hacia Drona. Parecía el mismo Vishnu con la rueda en su
               mano. Su pelo flotaba en la brisa y su rostro había adquirido un brillo celestial. Era
               una escena maravillosa verle allí de pie con una sonrisa en sus labios y con la rueda
               levantada. Incluso antes de que se la pudiera arrojar a Drona, los seis la rompieron en
               cien fragmentos. Abhimanyu cogió entonces la maza y dijo de nuevo—: Venid uno a
               uno; sí, uno a uno. Puedo luchar con todos vosotros si venís uno a uno.
                   Sus palabras cayeron en oídos sordos. Abhimanyu se lanzó hacia Aswatthama, quien
               aterrado al ver a Abhimanyu avanzar hacia él como el Dios de la Muerte, salió corriendo
               de allí. Abhimanyu mató los caballos de Aswatthama y luego se abalanzó hacia el carro
               del hijo de Dussasana, rompiéndolo. El hijo de Dussasana saltó hacia Abhimanyu con su

               maza levantada en alto y los dos se enzarzaron en una lucha a muerte.
                   Abhimanyu estaba muy fatigado por la terrible lucha de aquel día, pero no le im-
               portaba. Luchó desesperadamente; estaban decididos a matarse el uno al otro. Fatigado
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