Page 194 - LIBRO 3 SUEÑA Y ESCRIBE 2020
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Palabras Confinadas



                              organismos que emanaban gas tóxico y que habían

                              infectado la Tierra. Eran ellos.

                              Di  el  aviso  tan  pronto  me  enteré  de  eso.  Los

                              humanos de la nave solo se miraban con temor los
                              unos a los otros mientras caían en la desesperación

                              y  los  androides  D1  se  disponían  a  recoger  los
                              cuerpos y lanzarlos lejos fuera de la nave. Después

                              cerraron las compuertas y a máxima velocidad nos
                              alejamos a años luz de ese planeta sin tener idea a

                              dónde.  Al  final  únicamente  quedamos  cinco
                              androides  modelo  D  serie  1,  seis  humanos
                              infectados  por  el  virus  y  yo,  el  único  serie  2  que

                              alcanzó a entrar en la nave, perdidos en el espacio.


                              Habían pasado años y hasta siglos  desde la última
                              vez que vi a un humano sonreír y al final comprendí

                              qué era ese sentimiento que oprimía en mi pecho.
                              No  era  lástima,  solo  era  un  error  en  mi  sistema,

                              pues  lo  que  sentía  era  tristeza  y  desesperación
                              humana, yo no quería que nadie más muriera.


                                  - 1-D2… sigues ahí, ¿verdad? Si es así, por fa..vor,
                                           mátame… solo falto yo y no quiero que sea

                                          este virus… quien acabe con mi vida al igual
                                     que hizo con la vida... del resto de tripulantes…

                                                                                    por favor…


                              Incluso  si  era  capaz  de  sentir,  seguía  siendo  un
                              androide, así que cumplí con las órdenes del capitán
                              Hank,  quien  me  dedicó  una  última  sonrisa,  la  más

                              sincera  que  nunca  había  visto,  por  lo  que  se  la
                              devolví y me apagué con él.



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