Page 46 - LIBRO 3 SUEÑA Y ESCRIBE 2020
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Palabras Confinadas



                              llamadas desde un teléfono diferente cada día. No

                              tuve  certeza  de  mis  suposiciones  hasta  aquel  día,
                              cuando la incertidumbre me llevó a pensar si mi vida
                              corría peligro o no, sí era la última vez que vería de

                              nuevo el cielo.


                              Era  atroz  como  sabían  que  el  hombre  estaba  al
                              borde de la muerte y a ellos solo les importaban sus

                              intereses  personales.  Salí  corriendo  de  ahí,  estaba
                              aterrado,  pero  no  sorprendido,  debí  haberlo

                              imaginado, solo me preguntaba  qué es lo que debía
                              hacer, me escondí en el lugar menos esperado, en
                              una  alcantarilla  y  aun  así  me  encontraron,  trate

                              escapar, pero me fue imposible. Hablaron conmigo y
                              me  ofrecieron  dinero,  no  lo  acepte,  en  ningún

                              momento  lo  acepte,  me  golpearon  hasta
                              desmayarme. Lo único que recuerdo de ese día fue

                              despertarme  en  medio  de  un  basurero,  en  una
                              ciudad  completamente  diferente,  con  una  bolsa

                              negra  atada  a  mi  cintura,  que  contenía  cientos  y
                              cientos de billetes, no conocía a nadie allí pero mi
                              primer instinto fue ir a la estación de policía a contar

                              lo  que  me  había  sucedido,  y  lo  que  más  me
                              desconcertó  fue  el  cinismo  de  aquellos,  estaban

                              enterados,  ellos  sabían.  Siempre  lo  saben.  Me
                              tomaron por loco, no me quedó más remedio que

                              tomar un bus, por la ruta más larga, con cientos de
                              billetes con la impotencia y culpabilidad de haberme

                              convertido en un testigo, como la mayoría de seres
                              humanos  existentes  en  el  mundo,  ajenos  a  la
                              corrupción de sus gobernantes.






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