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cida con Dios por cada día de mi vida, y por cada experiencia vivida pues
buena o mala todas nos dejan una enseñanza.

Agradezco por tan importante año de práctica profesional.
Estas líneas van dedicadas a mis amigos y colegas que se quedan
en la lucha, como héroes que son, a quienes envío la fuerza necesaria
para seguir adelante. Que Dios los bendiga, guíe, proteja a ustedes y sus
familias. Los llevaré siempre en mi corazón, espero verlos pronto; por
ahora, es tiempo de volver a casa con los míos, a quienes también de-
dico esta historia y agradezco por sus constantes oraciones y muestras de
cariño, pero sobre todo me espera un corazón anhelante y angustiado de
mi madre, por la cual cuento las horas para verla, correr a sus brazos y
perderme en su infinito amor. ¡Ya voy mamá!
A Usted, gracias por haber llegado hasta el final.

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