Page 5 - homenaje Amparo Echeverri
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Carta a María J,
A q u í estoy, querida hermana,
rondando la esquina vieja
de la que fue nuestra casa,
nuestra casa solariega.
P e r o ya no es nuestra casa,
ya no están nuestros abuelos,
ni Mercedes, ni Rosario,
ni Rafael, el portero.
Y a no se escucha el maullido
de Emilia, la vieja gata ,
y no gotea lenta el agua del
filtro hasta la tinaja.
¡M i casa, mi vieja casa:
Si otra vez pudiera verte
con tu verja y tus jardines
como fuiste antiguamente!
R e c u e r d o tus corredores,
tu despensa, tus sillones,
tu cuarto de las monturas,
y tus macetas de flores.
Y aquellas sillas vienesas
donde todas las mañanas
mecíamos a las muñecas
y les cantábamos nanas.
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