Así, si, si… ¡Yo tengo mi perrito es un
mastín! ¡Se llama dogo! Exclamo
Quetzalito.
Estos vinieron en grandes barcos cuando
mis antepasados pisaron tierras
mexicanas, lo que no me gusta es que eran
armas letales para la conquista, y mi
perro es maravilloso y amistoso ¡nunca
mordería a nadie!
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