Page 6 - entre nos

Lo que aprendí en México
sobre la violencia contra las mujeres que todos
deberían saber
Por Carrie Saxifrage
En una Clínica de Mexfam en la Ciudad de México, conocí a María de 20 años, una joven de 20 años con gafas rectangulares, durante un taller de Salud Reproductiva y Violencia Basada en Género. Ella vive en una de las localidades más pobres de la Ciudad de México donde la violencia es parte del día a día. “He presenciado muchas situaciones de violencia que ni siquiera sabía que lo eran,” me dijo. “He estado en relaciones violentas que pensé eran normales. Ahora me pregunto por qué es que los hombres nos pueden pegar”.
El taller capacita a jóvenes voluntarios y voluntarias a enseñar a sus pares y ofrece juegos y actividades participativas diseñadas por Mexfam y otras OSC. Durante una actividad llamada “¿Qué es amor?”, María bailó con otros nueve jóvenes voluntarios entre hojas de papel colocadas en el piso. Los jóvenes, con brazos tatuados y perforaciones, se movían conscientemente de manera irónica al insistente ritmo del pop mexicano. Cuando la música paraba, tomaron la hoja de papel más cercana y contestaban la pregunta “¿Es amor?”.
“He presenciado muchas
situaciones de violencia
que ni siquiera sabía
que lo eran”
En ellas se observan diferentes ejemplos de acciones realizadas por parejas románticas:
Disculpar a alguien; No dejarte ver a tus amig@s; Aceptar las diferencias; Mostrar debilidad; Llegar a un acuerdo; Ser celoso; Mostrar interés; Ser posesivo; “Seré tu todo...”; “No necesitas un condón porque si quedas embarazada ‘Me caso contigo’”; Disculparse; Pedir tener acceso a tus redes sociales; Pedir fotografías desnudas; Leer tus mensajes.
Las respuestas de los voluntarios, ya instruidos en Derechos Sexuales, fueron en su mayoría correctas. Pero no todas. “Perdonar a alguien por pegarte,” leyó uno de los adolescentes en voz alta. “Si la persona ya está pidiendo perdón, puede ser amor”.
Karla Ramírez, la Coordinadora del Programa Gente Joven, estuvo en desacuerdo.
Llevaba puesta una blusa negra con girasoles y un collar dorado con pequeños pompones negros. No parecía ser mucho más grande que sus estudiantes. La travesía de dos horas para cruzar la Ciudad de México y llegar al trabajo le causó una tos aguda.
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EN OTROS OJOS