Page 420 - Auge y caída del antiguo Egipto
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distantes en un solo año (1167), con el fin específico de llevar regalos exóticos
para la tesorería de los templos. La primera expedición fue a las minas de
turquesa del Sinaí, y la segunda tenía como objetivo las minas de cobre de
Edom. Estas se hallaban en el valle de Timna, a unos treinta kilómetros al norte
de Eilat, en una hondonada desértica rodeada de colinas. Egipto explotaba el
mineral de cobre de ese lugar desde el reinado de Ramsés II, pero en las décadas
transcurridas el poder faraónico había ido menguando, y los edomitas habían
recuperado el control. Así pues, antes de poder enviar allí a sus mineros, Ramsés
III tuvo que llevar a cabo una campaña militar «para pacificar Edom». Una vez
cumplida la misión se reanudó la extracción de cobre, y cuando concluyó la
expedición los lingotes recién fundidos fueron presentados ante el rey en el
balcón del palacio de Per-Ramsés. La tercera expedición exterior fue quizá la
más ambiciosa de todas: un viaje de dos meses de ida y vuelta a Punt, a fin de
obtener mirra e incienso para su empleo en los rituales de los templos. Era la
primera gran misión comercial a Punt desde el reinado de Hatshepsut, tres siglos
antes, y estuvo coronada por un éxito espectacular. Los egipcios regresaron con
sus preciosas mercancías, y también con los ingredientes necesarios para
producir mirra en su propio país: quince esquejes de árboles de mirra y un
centenar de semillas.
En sus dos primeras décadas en el trono, Ramsés III había repelido invasiones,
restaurado los templos de Egipto y restablecido el orgullo nacional. La corte
tenía ahora sus miras puestas en el próximo jubileo de los treinta años del rey,
decidida a organizar una celebración digna de tan glorioso monarca. No iba a
haber limitaciones ni a repararse en gastos. Únicamente se iba a realizar la más
suntuosa de las ceremonias.
Sería una decisión nefasta. Bajo toda aquella pompa y circunstancia, el Estado
egipcio se había visto seriamente debilitado por sus esfuerzos. Las pérdidas
militares de 1179 todavía se dejaban sentir profundamente. El comercio exterior
con Oriente Próximo no había logrado recuperarse plenamente desde la orgía de
destrucción de los Pueblos del Mar. Puede que las arcas de los templos