Page 92 - Auge y caída del antiguo Egipto
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independiente—  fueron  combinadas  en  un  solo  monumento  construyendo  una
               enorme muralla en torno a la mastaba. Desde fuera se parecía al Muro Blanco de

               la  cercana  Menfis,  y  de  ese  modo  anunciaba  sus  vínculos  reales.  El  espacio

               interior del recinto fue llenado con una serie de falsas construcciones, puesto que
               se  trataba  solo  del  más  grandioso de los decorados, diseñado como un eterno

               telón de fondo para las ceremonias de la realeza.

                  Por  primera  vez  en  la  historia,  la  brillante  concepción  y  ejecución  de  un

               monumento real puede atribuirse a una persona conocida, cuyo nombre resonaría
               a través de los siglos como paradigma de la sabiduría y los conocimientos del

               antiguo  Egipto:  Imhotep.  Un  pedestal  de  estatua  procedente  de  la  galería  de

               acceso a la Pirámide Escalonada —y que podían ver todos los que entraban en el
               recinto—  lleva  su  nombre  junto  con  el  del  rey.  Aunque  Imhotep  atesoraba

               infinidad  de  títulos  («portador  del  sello  real»,  «primero  después  del  rey»,

               «gobernador  de  la  gran  finca»,  «miembro  de  la  élite»,  «el  mayor  de  los

               adivinos»  y  «supervisor  de  escultores  y  pintores»),  en  ninguna  parte  se  le
               nombra  explícitamente  como  el  arquitecto  de  la  Pirámide  Escalonada.  Sin

               embargo, sería ese aspecto el que le valdría su fama póstuma, y además es el

               único  candidato  verosímil.  Nadie  ocupaba  una  posición  tan  prominente  en  la
               corte  del  rey  Necherjet,  y  nadie  más  quedaría  inmortalizado  en  el  propio

               complejo de la Pirámide Escalonada. La extraordinaria visión de Imhotep supo

               concebir  el  desarrollo  de  la  tumba  real  partiendo  de  una  mastaba  de  un  solo
               escalón para llegar a una pirámide de cuatro y, por último, a una estructura de

               seis que sería el edificio más alto de su época. Es posible que la noción de la

               forma escalonada estuviera ya latente en el ideario egipcio, pero la traducción de
               esa idea a la piedra, y a una escala monumental, fue la hazaña vital de Imhotep.

               Su innovación marcaría el comienzo de la Era de las Pirámides, y tendría efectos

               trascendentales.

                  El esfuerzo administrativo requerido para construir una pirámide era mayor
               que todo lo que Egipto había necesitado hasta entonces. Hacía falta un cambio

               de dinámica en la administración del Estado, y uno de los primeros pasos fue la
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