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Hernán Cárcamo señala que para dar inicio al primer campeonato,
            en el año 1969, se tuvo que hacer algunas mejoras a la cancha, entre
            ellas, nivelación del terreno y construcción del cerco perimetral con
            tablas de orilla, para cobrar la entrada y cubrir algunos gastos que
            ocasionaba el desarrollo del torneo.


                                   En los primeros años de la década del 70 llega
                                   a la presidencia de la liga,  el empresario  don
                                   Lucas  Ayala  Méndez, acompañado de Roberto
                                   Torres como secretario y Donaldo Ochoa como
                                   relacionador público.




            En el año de 1974, el Director del Hospital San Francisco le pide
            el campo a la liga y ésta se ve obligada a quitar prestada la cancha
            “José María Gutiérrez”, ubicada en la Quinta Zona Militar, conocida
            también como La Colina.


            Dicha  instalación fue  construida por  el coronel Lisandro  Padilla,
            personaje que fomentó mucho el futbol en Juticalpa. Los dirigentes
            de la liga, preocupados porque en Juticalpa no existía una cancha, ni
            un terreno para hacer un estadio, donde pudiesen desarrollarse los
            campeonatos, pidieron apoyo a la Federación Deportiva Extraescolar
            de Honduras, hoy FENAFUTH, ésta les respondió afirmativamente
            y les dijo que buscaran un terreno y que ellos aportarían el costo
            del mismo. Encabezados por el entusiasta don Armando Coleman,
            don Lucas Ayala y don Juan Ramón Brevé Vargas, que era delegado
            del equipo Brisas del Nahualt, y el resto de dirigentes de la liga, le
            comentaron del proyecto al abogado Abrahán Henríquez Cárcamo,
            quien les  prometió  hablar con don Miguel Salgado, dueño  del
            terreno que habían escogido, para ver si se los vendía. La respuesta
            fue positiva, don Miguel vendió el terreno y el abogado Henríquez
            hizo las escrituras sin cobrarles un cinco.
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