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EL REGALITO

Era la época de las fiestas. El padre había decidido envolver los regalos que había comprado con un
papel plateado que era muy caro, pero valía la pena invertir para que los regalos parecieran muy impor-
tantes porque, ya que la situación económica no permitía gastar mucho dinero, por lo menos que los
regalos tuvieran un buen envoltorio.
Un par días antes de Navidad cuando él estaba haciéndose un tiempito para preparar los regalos va
a buscar al placar el papel plateado y ve que el rollo que había comprado no está. Pone el grito en el cielo:
¿Dónde está el rollo del papel plateado? empezó a gritar ¿Dónde está el rollo del papel plateado?
Entonces la nena le dice: “Lo usé yo papá”.

Pero ¿No te das cuenta que este papel es una cosa muy cara, no te enseña tu madre que tengas cui-
dado? “No es para jugar ese papel, es un papel carísimo” ¿Qué hiciste con él?

Y la nena le responde: “Yo envolví tu regalo papá”
Entonces trajo una caja enorme. Una enorme caja de cartón envuelta con todo el rollo de papel pla-
teado. El hombre se enterneció y le dijo que lo hubiera envuelto con otro papel.
“Bueno papi, pero yo quería que el regalo quedara lindo como era un regalo para vos”.

“Está bien dijo el padre ya que estoy acá lo voy a abrir ahora así veo si después si puedo reutilizar el
papel”.

Con mucho cuidado de no arrugarlo para volver a usarlo, él lo abre y encuentra en el interior la caja
de cartón, quita el papel, abre la caja y la ve vacía.
¿Pero no te dijo tu madre que adentro de la caja tenés que poner un regalo, no importa cuan valioso
sea? “Usaste un papel carísimo para envolver una caja que no tiene nada, una caja vacía”.
¿Te das cuenta que no entendés? ¿Tu madre no te enseña?

Y ella dijo, con lágrimas en sus ojitos: “Pero no está vacía papa, puse ahí cincuenta besitos para vos,
para que te los lleves cada vez que quieras”
Dice este cuento que el hombre empezó a llorar no lloraba solamente por haber dañado a su hija,
lloraba porque se dio cuenta que él era incapaz de ver lo que de verdad había más allá de sus ojos.
El hombre se sintió morir.

Abrazó a su niñita y le suplicó perdón .

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