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Sueña y escribe

no era momento para lamentos y lo único que
quería en ese momento era mantener a mi hija a

salvo, entonces salimos para buscar animales y así
obtener alimento. No bastando con lo sucedido,

venía una tragedia aún más grave, para los pocos
sobrevivientes de aquel terremoto; la tierra se
comenzó a abrir, en ese momento en el que

podíamos pensar poco y actuar más, no quedaba
otra alternativa y lo único que podíamos esperar era

un milagro de la vida para sobrevivir y fue así como
llegó un avión, el cual era tan pequeño que no lo
podían abordar más de 10 personas, en ese instante

solo pensábamos en nosotros mismos, y junto a mi
hija sabíamos que teníamos que correr como nunca
para ser una de esas personas que abordaran ese

avión, jamás había corrido tan rápido, las piernas
me temblaban, y se sentía como una maratón de
vida o muerte. Finalmente logramos subir al avión,

pero definitivamente la suerte no estaba de mi lado,
al cabo de 10 horas de vuelo, cuando todo parecía

estar controlado, escucho al piloto avisarle a sus
hombres que estábamos descendiendo por falta de
combustible y que no quedaba mucho tiempo en el

aire, ni de reaccionar; así fue como el avión cayó en
pique hacia el mar ocasionando la muerte de todos
los tripulantes, incluyendo a la de mi hija. En ese

momento al ver que era el único pasajero con vida y
al ver como llegaba el otro avión a rescatarme, me
cuestione cuál era mi misión en todo este suceso

¿Porque era el único sobreviviente?, me quede sin
nada en la vida, y te puedo asegurar que han pasado

casi 20 años y esa aún es mi mayor pregunta, perdí
todo lo que me importaba y mi mundo cambió ese

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