Page 14 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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Es por eso muy probable que las historias de dioses, como las de las proezas fantásticas de los héroes, mezclándose con seres sobrenaturales sean crea- ciones imaginarias, pero eran la expresión de la realidad que vivieron las gentes desde muchos siglos antes de Cristo y que les permitía interrelacionarse con sus divinidades, siendo siempre éste un tema que ha fascinado a escritores, dramaturgos, músicos, pintores, psicólogos, filósofos, etc...
Quizá la razón es que fue y es la forma más primitiva y más auténtica de ex- plicar las vivencias de aquellos pueblos a los remotos habitantes griegos y a nosotros mismos y, como también dice Salustio, historiador romano (siglo I a.C.) refiriéndose a los mitos,
“estas cosas nunca ocurrieron, pero siempre son...”
Factores determinantes
El comienzo de las cosas
A partir de la aparición del agua, elemento indispensable para el desar- rollo de la vida, se puede decir que aparecieron los dioses primordiales de la mitología griega, también llamados Protogonos, ellos eran las deidades que nacieron en primer lugar, es decir los que surgieron en el momento de la creación del universo. El primero de ellos habría surgido de la nada y el resto se formó a partir de él.
Asi la cosmogonía (origen del cosmos) y la teogonía (origen de los dioses) marchan juntas (según narra Hesíodo en su Teogonía siglo VIII ó VII a.C.). Caos es el estado amorfo primitivo de existencia espontánea, del que surgieron los primeros dioses (origen del mundo) y a partir de ellos se va pasando a un cosmos más ordenado, pues divinizan a la tierra, al mar, al cielo, al amor, al infierno, etc., los que a su vez van dando origen a otros elementos que serían imprescindibles para la existencia.
Solo más tarde, con el poeta romano Ovidio (43 a.C. /17 d.C.) en sus Meta- morfosis, el término caos adquirió el sentido de “confusión elemental”. Caos, dios del desorden, fue el primero en surgir de la creación del universo, del cual como dijimos, surgieron todos los otros elementos. El engendró a Érebo, dios primordial de la oscuridad, y a Nix o Nicte (la noche). También de él vinieron Hemera (el día), Hipno (el sueño) y Tánato (la muerte). También las Moiras que eran las personificaciones del destino y las Hespérides, ninfas que cuidaban el jardín de la inmortalidad.
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