Page 22 - BOLETÍN • SALUD Y GÉNERO EN CIFRAS 7.3
P. 22
13
11
Para Dolto la superabundancia o la falta de don emocio- Kaplan plantea que “el ideal de género coincide con el
nal, por parte de uno de los miembros de la pareja o de los narcisismo, pero puede oponerse a la salud mental o a la
dos, procrea simbólicamente un ser capaz o no de conducir sexualidad, o a la integridad”. Habla de las repercusiones del
su destino. El niño varón requiere de la aceptación de una figura modelo en un hombre adulto, pero este modelo se gesta en
masculina por sentir una protección, disminuir su sensación el infante. Del varón adulto vemos sus negatividades, las
de desamparo y pérdida materna, de la desilusión de su frágil juzgamos, o las analizamos, pero poca atención prestamos
persona, los imperativos sociales de alta demanda, el tener a lo que puede estar viviendo el niño varón al que, de mane-
que saberse nuevamente reconocido por alguien que le han ra masiva, se le va impregnando un modelo que poco tiene
impuesto como ideal de ser, alguien que lo acompañe en or- que ver con humanidad.
ganizar su psique, le dé límites y disminuya su ansiedad. Al
no darse esto, el niño varón entra en una desilusión mayor, El modelo falocéntrico crea y recrea varones narcisistas,
nostalgia por un tiempo perdido y en desesperación absoluta. pues construye niños egoístas y vengativos, resentidos por
Su escasa figura le asusta ante un mundo adulto tan poco lo que les fue quitado o negado. Lo anterior no es otra cosa
empático con su dolor, un dolor que enloquece sobre todo que la protección y el cariño amoroso de la confirmación de
por el objeto perdido. la existencia, con ansiedades tormentosas, que la única ma-
nera de acallarlas es bajo la perversión del carácter. Kaplan
13
Nasio escribe al respecto: “Yo no sufro por la falta del otro, daba cuenta de esto considerando que “el egoísmo nacido
12
sufro porque la fuerza de mi deseo está privada del excitan- del pánico y la desesperación se transfiere más tarde al am-
te que significa la sensibilidad de su cuerpo vivo; porque el biente social global, donde el niño despojado y desatendido
ritmo simbólico de esta fuerza está quebrado por la desapa- se convierte finalmente en un adulto, que siente que el único
rición del tiempo que escandían sus excitaciones; y además modo de ser atendido consiste en morder, desgarrar, irrum-
porque el espejo psíquico que reflejan mis imágenes se han pir, destripar, romper, arrebatar, estafar, estar sin permiso...
desmoronado por falta de sostén viviente en que se había y todo con la sensación interior de tener derecho a hacerlo:
transformado su cuerpo”. La lesión que provoca el dolor ‘lo que no me dan, tengo derecho a tomarlo”.
psíquico no es, por lo tanto, la desaparición física del ser
amado, sino la perturbación interna engendrada por la des- La distancia afectiva que impone el padre completa el círcu-
aparición del fantasma del amado. lo perverso del modelo, tajantemente lo valida y cierra las
puertas a cualquier posibilidad de salvar a los niños varo-
Así, está sufriendo el niño varón y el único que lo podría nes, dejándolos a merced de la corrupción del carácter para
salvar en este momento es el padre o alguna figura mascu- poder hacer frente, desde temprana edad, con mínimas he-
lina capaz de darse y de dejarse idealizar, para tener alguna rramientas psíquicas. Algunos teóricos del desarrollo, los
oportunidad de poseer una tranquilidad interna; esto daría especialistas en la psique, hemos dado todo el peso a la re-
paso a integrar un objeto total y domeñar la ansiedad para solución del Edipo, hemos creído, de manera equívoca, que
organizar y darle nombre a sus emociones, para no sentirlas un desarrollo adecuado lleva consigo la heterosexualidad.
como meras sensaciones viscerales y sin lugar preciso; igual- Cuando esta visión está dada también desde el modelo im-
mente, a que la descarga no sea exclusividad de la agresión perante, que es miope a otra posibilidad, de muchas ma-
o de la sexualidad, así, evitar el feroz narcisismo, tener una neras también nosotros hemos contribuido a naturalizar el
oportunidad de dar un giro a la construcción interna de un modelo con signos de estereotipos, creyendo que la mujer
ideal masculino más real, que implica la introyección de un femenina y el varón masculino son signos de salud psíquica
objeto real y no la de un fantasma, dando paso a otro tipo y sexual, empeñándonos en reproducirlo, tratando de buscar
de estructura psíquica, porque el ideal frecuente del género en el cuidado materno los daños del adulto sin buscar en otras
masculino entraña un narcisismo indestructible. variables que escapan a los cuidados maternos y que en todo
caso, sólo reproducen mensajes subjetivos de maternidad y
de paternidad.
Página Volumen 7 • No. 3 Septiembre-Diciembre
20 Género y Salud en CifraS 2009