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diferentes respecto del proceso de atención y ponen distinto énfasis en los compo-
nentes del proceso; por ejemplo, para los hombres pueden ser más importantes los
aspectos relacionados con la explicación sobre la naturaleza de sus molestias y la
prescripción de exámenes y medicamentos; mientras que para las mujeres puede ser
más importante el trato amable y a la vez respetuoso por parte de quienes prestan los
servicios de salud, o el tiempo de espera.
En este número del boletín Género y Salud en Cifras se presentan tres reportes de
resultados de investigación operativa en salud, con temas especialmente originales.
En su artículo sobre Necesidades de salud y jefatura del hogar en áreas urbano mar-
ginadas, Laura P Torres Arreola y colaboradores, presentan un análisis de los datos
de la Encuesta sobre Necesidad de Salud en Areas Urbano Marginadas (ENSAUM-
2003), realizada por el Instituto Mexicano del Seguro Social durante 2003, a través
del que comparan los patrones de utilización de servicios de salud de las mujeres
jefas de hogar, con los de mujeres no jefas de hogar.
Llaman particularmente la atención algunos hallazgos que confirman la necesidad de
reforzar los mensajes que priorizan el cuidado de la salud de las mujeres por sí mis-
mas. Las mujeres jefas de hogar reportaron haberse realizado la detección oportuna
del cáncer, tanto cervicouterino como mamario, con menor frecuencia que las no
jefas de hogar; la prevalencia de resultados positivos fue semejante en ambos grupos,
sin embargo, la proporción de las que resultaron positivas y que recibieron atención
y tratamiento fue menor entre las jefas de hogar que entre las no jefas.
El artículo que en esta ocasión presentan Esteban Puentes y Tania Martínez sobre la
percepción del trato que reciben usuarias y usuarios del sistema de salud en México
resulta controversial desde la perspectiva de género.
En México hay pocos trabajos que analizan las diferencias en la calidad de la aten-
ción a la salud que reciben hombres y mujeres, así como la percepción que sobre la
misma tienen los usuarios y las usuarias. Diversos estudios realizados en otros paí-
ses han reportado consistentemente que las mujeres suelen recibir servicios de menor
calidad, tanto técnica como interpersonal, que los varones y que, si se utilizan instru-
mentos de medición que permitan controlar las expectativas, las mujeres también
reportan menor satisfacción, sobre todo con la calidad del trato y la información que
reciben de los proveedores sobre sus problemas de salud.
Es en este sentido que los resultados reportados por los autores sobre el análisis de
los datos de la Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño (ENED, 2002)
resultan particularmente sorpresivos. En este trabajo se establece una mayor satis-
facción de las mujeres usuarias de servicios de salud con la calidad del trato recibido.
Sin embargo, entre quienes reportaron malos tratos, las mujeres declararon con
mayor frecuencia que la causa principal del maltrato era precisamente su condición
de género.
A pesar de lo controversial de los resultados de este trabajo, el Comité Editorial de
Género y Salud en Cifras decidió publicarlo porque, en primer término, la
metodología descrita en el mismo es apropiada para el tipo de estudio realizado; en
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en cifras